Magnolia

"No dejes que nadie te diga que no tienes que arrepentirte de nada. No los dejes . ¡No! Te arrepientes de la mierda que te dé la gana. Úsalo. Úsalo. Usa ese remordimiento para lo que te dé la gana, de la forma que quieras. Lo puedes usar. Oh Dios mío, es un camino largo y sin meta, una pequeña historia final. Digo...amor, amor, amor. Esta jodida vida...Oh, es jodidamente difícil. Es tan larga. La vida no es corta, es larga. Es larga maldita sea."

viernes, 11 de diciembre de 2015

LOS JUEGOS DEL HAMBRE
SINSAJO: PARTE 2

Dirección: Francis Lawrence
Reparto: Jennifer Lawrence, Josh Hutcherson, Woody Harrelson, Philip Seymour Hoffman, Julianne Moore, Donald Shuterland, Liam Hemsworth, Sam Claflin, Elisabeth Banks, Mahersala Ali, Jena Malone, Jeffrey Wright, Stanley Tucci, Natalie Dormer, Gwendoline Christie.

La falsa heroína que gusta a las niñas, y a las no tan niñas, está de vuelta. Alargando su vida y postergando su inexorable cataclismo. Katniss ha vuelto, otra vez, para acabar de una vez por todas con la más absurda saga adolescente de los últimos años. Si la primera parte de esta bochornosa adaptación ya les pareció mala, agárrense los machos porque la fiesta no ha acabado. Prepárense para la mayor sarta de chorradas, finales predecibles y falsos prototipos canallas.

Katniss, el sinsajo, esa chiquilla pariente de Legolas y Robin Hood que zorrea entre dos mancebos para demostrar su independencia, alardenado de su normalidad y de su cabezonería adolescente. Jurando la muerte de Papá Noél, y a toda esa aristocracia herencia de Lady Gaga y Agatha Ruiz de la Prada. Esa sociedad en la que si eres diseñador de moda eres el puto amo. Porque tiene delito, que la canalla de Suzanne Collins, no contenta con crear una distopía absurda hasta la médula, te casca sus excentricidades de gratis, apañandoselas para que los diseñadores de moda tengan un papel central en una trama que va sobre adolescentes que se matan.

Fallos de realización garrafales, interiores que no corresponden a los exteriores, millones de presupuestos malgastados en extras mal uniformados paseándose por una decorado de cartón piedra que no engaña a nadie. Diálogos malos, de esos que se te pone la cara de comer limones cuando los escuchas y una adolescente suspira a tu lado como si se estuviese metiendo en vena la verdad absoluta del cosmos. Escenas absurdas, de esas que te echas las manos a la cabeza, pensando que es imposible que en una superproducción de tal calibre nadie se diese cuenta de que tal empresa carencia de sentido común. Como plantar a un gilipollas en mitad de una guerra futurista con una puta maza. Porque no tenían suficiente con los arcos y las ballestas, querían ponerse más medievales. Bien pensado coño, que te estén disparando desde 30 metros y tu con una maza, con razón palma el hijo de perra.

Pero lo que a uno mas le palpa con inquina las gónadas es que se encumbre a un personaje como la señorita Everdeen. Una tipeja que ante la posibilidad de ayudar con su imagen a un colectivo que esta muriendo de inanición, decide encerrarse como buena adolescente caprichosa hasta que no rescaten a su hombrecillo fetiche, al cual mantiene en un régimen estricto de friendzone con excepción de algún que otro beso cautivo que no hace sino confundir al pobre chaval. Y que de repente desarrolla principios morales dignos de un comité anti-intervencionista, pero eso si, luego es la primera en estar sobre el terreno de juego para meterle un flechazo entre pecho y espalda al pobre Donald Shuterland, que es el único actor de todo el reparto que no queda absolutamente en ridículo manejando un guión escrito por el peor archi-enemigo del buen gusto y de la coherencia narrativa.

Una oda al absurdo culminada con el final más patético jamas rodado. Un asesinato cantado para dar lugar al idílico retiro de la campeona, su finalización del viaje con claros ecos de “El Señor de los Anillos”. Y como no podía faltar, esa criminal y denigrante escena post-créditos para más inri, para que a todo el mundo le quede claro que al final el amor venció. Esta ahora más claro que nunca después de comparar los resultados de taquilla, que la trama de “Los Juegos del Hambre” es un chicle estirado en demasía. La evolución progresiva de un modelo de historia simple en clave de supervivencia adolescente, digno de compararse con “Battle Royale”, para dar lugar a la extrapolación de ese modelo a un macro-cosmos que no se sostiene. Como en la mayoría de las novelas adolescentes, la coherencia se va a por el retrete en cuanto al escritor o escritora de turno se le obliga a pensar a lo grande. Meterse en camisa de once baras lo llaman algunos. Y Lionsgate ya prepara secuela, se ve que se muestran reacios a clausurar tan rentable fosa séptica.


Nota: 3/10

domingo, 29 de noviembre de 2015

SICARIO
Dirección: Dennis Villeneuve
Reparto: Emily Blunt, Josh Brolin, Benicio del Toro, Daniel Kaluya, Jon Bernthal, Victor Garber, Jeffrey Donovan, Raoul Max Trujillo, Maximiliano Hernández, Julio Cedillo, Bernardo P. Saracino.

Si uno pierde cinco minutos de su vida en informarse mínimamente sobre quien es Dennis Villeneuve, enseguida se da cuenta de que esta ante uno de los grandes renovadores del thriller actual. Un director que no pierde sus señas de estilo por mucho que se vaya metiendo en el prostíbulo que es hollywood, y que sorprende en todas sus películas con un tono y una crueldad que muchos directores rechazarían por miedo a los resultados de taquilla. En otras palabras, un visionario que ha conseguido construir su propio estilo sin necesidad de excentricidades ni afanes de divo al estilo Tarantino. Y el muy cabroncete no hace película mala. No hay por donde pillarle.

Y si por algo se define este peculiar cabroncete canadiense es por redefinir tendencias, y por conseguir con poco, grandes resultados. “Sicario” es una película 100% Villeneuve, de pocos personajes, escasa de pretensiones y documentalmente exacta y creíble. Su acercamiento al conflicto de los cárteles en la frontera entre México y Estados Unidos esta desprovisto de frenéticos tiroteos al estilo “Traffic”, de odas innecesarias a la violencia al estilo “Salvajes”, y de tópicos mariachis al estilo “Breaking Bad”. Villeneuve ataca a la médula, mostrando los desastres humanos desde un punto de vista frio y despiadado. Cuerpos mutilados colgando de las farolas de Ciudad Juarez, explosiones al caer la noche visibles desde el otro lado de la frontera. La idea de que el infierno existe en la tierra, y solo una fina valla surcada por multitud de túneles nos separa de el.

Un ocurrente guion de Taylor Sheridan, y un excelente, digo más, brillante trabajo de fotografía del indiscutible maestro Roger Deakins, sirven de complemento excepcional al modo de Villeneuve de construir escenas de tensión. Consigue crear situaciones asfixiantes haciendo uso de un estilo sobrio, en el que reina el silencio y las atmósferas magnéticas. Las secuencias que se encadenan a lo largo de la película, la casa con muertos emparedados, el atasco de salida de Juárez, el interrogatorio grupal en la parada de autobuses, la intrusión en el túnel, la escena de la autopista con un brillante del Toro...Todas ellas escenas excepcionales, complementadas con la minimalista, efectiva y asfixiante banda sonora de Johan Johhansson, y quedan unidas al servicio de un mensaje, que la frontera es tierra de lobos, y los lobos la moran.

Villeneuve acierta de nuevo con el reparto, poniendo al frente del filme a una inigualable Emily Blunt, reina indiscutible del buen cine de acción, acompañada de dos veteranos actores intachables como Josh Brolin y Benicio del Toro, que parece que no se pierde una sola película que habla del narcotráfico. Los personajes que interpretan manejan un guión casual y profundo sin necesidad de reflexiones o filigranas verbales. Se trata de personajes creíbles, que aportan a la película un valor documental extra y que generan en es espectador una sensación de peligro y constante sospecha. Villeneuve nos coge de la mano en una habitación oscura, y no queda más remedio que confiar en que no nos daremos de bruces contra una pared.

¿Pero cual es el mensaje de “Sicario”? ¿Es un acercamiento casi documental al narcotráfico? ¿O el drama personal de una mujer con principios en una tierra machista y hostil? Villeneuve va más allá, e indaga en los métodos poco respetables que el brazo de la ley pone en practica para pillar a los malos. Poniendo de manifiesto una dolorosa verdad, y es que por muy civilizadas que parezcan a priori, las potencias que tanto se empeñan en diferenciarse de los países incivilizados trabajan de la misma manera que sus enemigos: haciendo ruido, agitando la rama para ver si caen frutos, cabreando, removiendo tierra. Que el muro que separa los dos mundos es físico, pero no hay principios morales que lo sostengan, que el muro es una mentira y tiene fisuras, y que es precisamente ahí por donde salen a cazar los lobos.

Llegados a este punto, es innegable declarar a los cuatro vientos una gran verdad. Y es que Villeneuve se ha convertido en el gran maestro del thriller de los últimos años. Un director que se ha abierto pasado tímidamente entre los gigantes, eligiendo con pies de plomo sus proyectos, nunca traicionando su estilo independiente que en su día lo encumbro con su magnífica y magistral “Incendies”. Ese gran ojo que más tarde le llevó a realizar las también sobresalientes “Prisioneros” y “Enemy”. Villeneuve es el equivalente a futuro, el futuro del cine. Cineastas que juegan en el filo de la navaja entre el cine de autor y el cine comercial. Utilizando un lenguaje no tan críptico como para espantar a los profanos, pero tampoco simple y efectista. Villeneuve huye del consumo rápido y de lo políticamente correcto, es de esos verdaderos pioneros innovadores que aportan novedades al lenguaje audiovisual. Esos pequeños cabroncetes que son capaces de clavarte a la butaca con sus escenas de tensión y a la vez hacerte reflexionar sobre la buena mierda que te metes en vena. Películas de visionado pesado, de poso intenso, y de un intensidad eléctrica que taladra tu cabeza inexorablemente. Villeneuve es el futuro, y el futuro es más brillante que nunca.


Nota: 10/10

miércoles, 18 de noviembre de 2015

SINISTER 2
Dirección: Ciaran Foy
Reparto: James Ransome, Shannin Shosamon, Robert Daniel Sloan, Dartanian Sloan, Lea Coco, Tate Ellington, Lucas Jade Zumman, Nicholas King.

Tras el éxito del prolífico James Wan con su renovadora Insidious, un nuevo estilo de cine de terror reinó en el mundo, entregándonos títulos de gran calidad. Cintas en las que el terror nos venía cogido de la mano de un ser espantoso, que se nos iba mostrando fraccionariamente y que no tenía reparo en aparecer para darnos un susto en los lugares menos convencionales. Este estilo nos dio películas como La Mujer de Negro, Mamá, o Babadook. Películas que centraban toda su atención en la figura del monstruito, siempre en la sombra, siempre molestando. Pero si hay una película de este grupo que destaca por encima de las demás , esta es Sinister. Una película que llevaba al extremo la visión fraccionara mediante sus lúgubres películas Super 8, que atacaba a tu cerebro mediante inteligentes sustos y que hacia gala de un bicho minimalista que paradójicamente resultaba exageradamente aterrador.

La expectación era inevitable ante la posibilidad de un secuela, que ya no contaba con Scott Derrickson en la dirección y que se había escrito a posteriori del éxito de la primera entrega. La pregunta era: ¿Que nos van a contar esta vez? Y temo decir que lo que esta película nos cuenta no tiene ninguna relación en planteamiento ni estilo con su predecesora. Sinister 2 rechaza todos los elementos que en su día funcionaron con su precuela. Bagul, el demonio come-niños se nos muestra de cuerpo completo, sin esconderse, en muchas, demasiadas ocasiones. Los videos super 8 y la investigación paranormal dan paso a unos niños pululantes vestidos de primera comunión dando por el culo todo lo que pueden. Un personaje curioso que paga por su excesiva ambición se sustituye por una madre divorciada que lucha por sacar a sus hijos adelante. El planteamiento original se hace añicos, y el mito de Bagul permanece ante nuestros ojos tal y como se nos presentó en la primera entrega, sin sorpresas, sin novedades, más normalizado que nunca.

El resultado es una secuela mal planteada. Una película que en vez de buscar una historia que devuelva la incertidumbre al espectador (Algo parecido a la precuela de El Exorcista, un cambio de aires que investigue los orígenes del conflicto) se decanta por repetir el mismo esquema de la primera entrega, con la diferencia de que ya nos conocemos la historia, y la repetición hace que se nos quite el miedo, y las ganas de verla. Como un chicle que se intenta estirar demasiado, la película carece de misterio, la crónica de una muerte anunciada que solo sorprende cuando de vez en cuando hay un susto que te desconcentra durante unos segundos de la predecible historia que estás siguiendo a duras penas.

Algo que por otro lado ya esperábamos, pues es de todos sabido que cuando se trata de cine de terror las segundas partes no son buenas ni malas, sino horrorosas. Insidious chapter 2, Rec 2, El proyecto de la bruja de Blair 2… (Juzguen ustedes). Y en cierto modo, es el peligro acechante de toda película de bajo presupuesto que funciona en taquilla, que prolongar la duración del tinglado sale tan barato que te da igual si acaba en fracaso estrepitoso pues apenas tienes que rascarte el bolsillo para arreglar la catástrofe. Así que si van a ver “Sinister 2” no esperen encontrar grandes innovaciones del género ni secuencias especialmente tenebrosas, más bien una amalgama irregular de sustos que a duras penas convencerá a nadie. Sin duda nos hará pasar un mal rato, pero a estas alturas de la película, uno no puede evitar pedirle a este tipo de producciones algo más. Llámalo X, llamalo Bagúl.


Nota: 3/10

sábado, 14 de noviembre de 2015

SPECTRE
Dirección: Sam Mendes
Reparto: Daniel Craig, Lea Seydoux, Cristoph Waltz, Monica Belluci, Dave Bautista, Naomie Harris, Ben Whisaw, Ralph Fiennes, Andrew Scott, Rory Kinnear, Stephanie Signer, Jesper Christiensen.

Lo bueno de las sagas, (Y de las series, todo sea dicho) es que describen procesos que en dos horas una película aislada no puede plantear. Muy acertadamente, Neal Purvis, Robert Wade y Paul Haggis, (Escritores de Casino Royale y Quantum of Solace) decidieron plantear las películas de la saga Craig no como aventuras aisladas inconexas, sino como un gran conjunto que narrase los inicios del agente doble cero. Una tendencia que John Logan mantuvo con Skyfall y que da continuidad en Spectre. Porque en resumidas cuentas, esta cuarta aventura de Craig al servicio de su majestad, no deja de ser el cenit de su proceso, la última pieza del puzzle que cierra definitivamente la trama iniciada en Casino Royale, y que por fin muestra y ve nacer a la leyenda creada por Ian Fleming.

¿Que quiere decir todo esto? Pues básicamente que se despidan del Bond callejero, ese rubio hipertrofiado que sangraba, se golpeaba y saltaba de grúa en grúa. El Bond de Craig ha ido perdiendo su humanidad película a película, viendo morir a su único amor, vengando las muertes de sus seres queridos y sujetando entre sus brazos el cadáver de la única persona que alguna vez se preocupo por su bienestar. Bond se ha endurecido a base de golpes y a refinado su estilo para acabar convertido en ese cabrón apático y misógino que paradójicamente tan locas vuelve a las mujeres. Spectre es la vuelta al Bond clásico, con sus eróticas conquistas y su flor en el culo. Y como suelen decir, nunca llueve ha gusto de todos.

Mendes se hace cargo del proyecto tras el éxito de Skyfall para presentar una película mucho más ambiciosa. Con exóticas localizaciones, al menos tres mujeres dando guerra, y muchas más escenas de acción que sus precuelas. Todo esto sin perder de vista el objetivo principal, indagar en el pasado de Bond, torturar a su protagonista al más puro estilo Nolan para ofrecer ese contrapunto oscuro que tanto gusta a la audiencia de hoy en día. La mezcla resulta abrumadora, y resulta milagroso que se tenga en pie. Me explico: ¿Que me dirían si les dijese que hay una película en la que el malo malísimo tiene una cicatriz surcándole la cara, vive en una instalación secreta en el cráter de un meteorito y que tiene a un esbirro culturista que le hace los trabajos sucios? ¿Y si además en esa película hubiese persecuciones en lancha y coches que lanzan fuego? Posiblemente no podrían tomarse la película en serio, pensando que se trata de Austin Powers y su famoso Doctor Maligno. Pues no damas y caballeros, es Spectre, y lo más alucinante de todo esto es que Mendes consigue que te tomes la película en serio. Pues por cada escena salida de tono hay una que justifica las extravagancias y apela a tu sentido común. La escena inicial en México digna de Emmanuel Lubezkiz, el funeral en Roma con esa soberbia y efímera Monica Belluci o esa fantástica escena final en un MI6 en ruinas. Bond nunca fue tan hortera y tan realista a la vez.

Pues Spectre es la mezcla perfecta entre el heróe contemporáneo y el Bond de las novelas de Fleming. Un mezcla ecléctica que divide a sus más incondicionales fans, preguntándose hasta que punto lo nuevo siempre es mejor. Bond va dando tumbos entre la tradición y la innovación, haciendo un esfuerzo de adaptación coetánea y un intento de realismo que su precuelas siquiera llegaron a plantearse. Pues lo más importante de la saga Craig, es que ha conseguido diferenciar a Bond del resto de películas de espiás. Quizás Misión Imposible sea más espectacular, quizás Bourne más realista y quizás Bond esté chapado a la antigua. Pero Mendes ondea su vetusto estandarte con orgullo, marcado territorio y perfilando la fina linea que diferencia a un ocurrente y graciosillo Ethan Hunt de un despiadado, sarcástico y dador de muerte que es su Daniel Craig.

Así que como conclusión general, podemos decir que Spectre es un película irregular en lo que refiere a planteamiento, por el modo en que ha dividido a los fans de la saga. Diferenciando dos bandos, los clásicos, a los que les ha encantado la película. Y los neófitos, que han visto a Bond volar más allá de lo que a ellos les hubiese gustado. Personalmente, creo que al margen de “partidismos”, las cuatro películas de Craig conforman el conjunto más interesante de la saga bondiana. Hay que saber premiar la evolución, el proceso y la voluntad de re-configurar los elementos icónicos de la saga. Y sea con M, Q, Moneypenny o el recién resucitado Ernst Gustavo Blofed. Esa tendencia que vimos apuntar maneras en Skyfall, y que ahora en Spectre se expande y se retuerce como los brazos de un pulpo. Ahora ya podemos decirlo. La saga Craig ha reunido en su haber a grandes cineastas (Marc Forster, Paul Haggis o Sam Mendes) que han conseguido elevar a Daniel Craig como el indiscutible sucesor, y el único capaz de hacerle sombra al todopoderoso Sean Connery. Pobre de aquel que coja el testigo, si, va por ti Idris Elba.


Nota: 8/10

miércoles, 28 de octubre de 2015

BLACK MASS
Dirección: Scott Cooper
Reparto: Johnny Deep, Joel Edgerton, Jesse Plemmons, Corey Stoll, Dakota Johnsson, Kevin Bacon, Benedict Cumberbatch, Peter Saasgard, Adam Scott, Jullianne Nicholson, Roy Corchanne, David Harbour, Juno Temple.

Lo bueno, y a la vez lo malo del cine de mafias, es que resulta el tipo de cine más accesible para que los jóvenes mancebos neófitos empiecen a dar los primeros pasos en el mundo del cine. Eso quiere decir, que un chaval puede meterse entre pecho y espalda las obras maestras de Coppola, Scorsese y De Palma, lo cual nunca está de más. Pero también quiere decir, que muchos de ellos se quedan en esa capa superficial, retwiteando frases de Brando y parodiando a Tony Montana y a su “Pequeña amiga”, sin llegar a profundizar en el meollo de la cuestión. Esto nos da como resultado a toda una generación de “cinéfilos” de poca sustancia, y esa creencia, al parecer aceptada mundialmente , de que “El Padrino” es la mejor película de la historia y demás soberanas tonterías, proferidas por pseudo-intelectualoides que no han visto ni una sola película en su vida en la cual no haya violencia, acción o un prota “badass” que narre la historia en primera persona. Que ya sabemos todos lo que nos gusta cuando tenemos 16 años.

Este hecho cataloga al género de mafias en un limbo de equilibrio inestable. Ya se ha hecho mucho cine de este tipo e innovar resulta una tarea ardua e imaginativa. Resulta difícil huir de esos diálogos barrio bajeros con doble sentido, de esa jerga y de esos personajes hostiles con poca paciencia. Si bien es verdad que los últimos años nos han dejado una serie de películas de este género interesantes (“Mátalos Suavemente” de Andrew Dominik, “El Año más Violento” de J.C. Chandor, y “Promesas del Este” de David Cronemberg”) Cuando uno se planta en la sala de cine para ver “Black Mass” , tiene la amarga sensación de que no va a ver una de esas películas que tratan de innovar, sino más bien una de esas que incurren en todo los tópicos del manual e incluso de sienten orgullosas de ello.

Tras dos trabajos impecables, esa íntima y torturada “Crazy Heart”, esa soberbia, intensa y apoteósica “Out of the Furnace” (Todavía me hayo indignado dado dicha película no se estrenó en España), Scott Cooper firma con diferencia su peor película, pegando un bajonazo que da vértigo. “Black Mass” intenta reunir todas las virtudes del cine de mafias. Esa manera dinámica, y constante de presentar las situaciones, saltando de una a otra con una elevada cadencia de planos manejando un reparto coral. Herencia directa del cine de Scorsese. Ese intento (Chapucero) de bucear en los problemas del mafioso, de sus motivaciones y sus miedos, herencia de Coppola. Y esos diálogos con doble fondo, de esos en los que te cuentan una cosa pero en realidad sabes que te están diciendo otra, muy propias del cine de los Coen. ¿El Resultado? Una película que no innova absolutamente en nada, una especie de refrito que ni sorprende ni entretiene,y que nos deja tras sus más de dos largas horas de metraje tan solo un par de escenas interesantes.

Y luego está Johnny Deep. Con todo ese maquillaje encima, afeado a posta, con una estampa tan cantosa que a uno le cuesta creer que no haya aceptado el papel para tener opciones de Oscar. Mientras determinados actores, como Joel Edgerton, Corey Stoll o Peter Saasgard realizan actuaciones convincentes. Los demás parecen sacados casi de una película de Tarantino. Todo marcado al principio por esa estética ochentera, como una “Gran Estafa Americana” 2.0., porque como ya sabemos, últimamente están de moda los 80. Ambientación ochentera y prota afeado, Cooper casi puede oler la estatuilla. ¿Funcionará la formula mágica?

Así que como conclusión, “Black Mass” es una película del montón. Un verdadero delito, tratándose de un director como Scott Cooper, que malgasta su tiempo con tontadas como estas. Un intento de acercamiento hacia el Oscar, que tal vez guste a aquellos fanáticos del cine de mafias. Pero que para aquellos que ya estén curtidos en el género y busquen algo más que repeticiones cansinas, dejará fríos y con la sensación de dejavú de haber visto todo eso antes. Y ya saben, el que llega primero se come la tarta.


Nota: 5/10

sábado, 24 de octubre de 2015

LA CUMBRE ESCARLATA
Dirección: Guillermo del Toro
Reparto: Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnan, Burn Gorman, Doug Jones, Jim Beaver, Leslie Hope, Bruce Gray.

El friki entre los frikis está de vuelta. Lo mismo da que sean extravagantes faunos, demonietes con malas pulgas, robots gigantes al estilo Mazinger Z o en este caso, misteriosas mansiones encantadas. Guillermo del Toro ha vuelto haciendo uso una vez más de toda su imaginería fantasiosa y pecando en todo lo que ha pecado en lo últimos años. En esta ocasión, lleva el extremo su estética “Neo- Timburtoniana” para ofrecernos un relato de misterio, fantasmas y una joven inexperta enfrentándose a lo esotérico.

Es de todos sabido que a Guille le puede el mundo de las hadas. Lo que hace que recargue sus películas hasta la extenuación de todo elemento ornamental o narrativo que evoque a ese gótico cuento infantil. De este modo uno se planta ante “El Laberinto del Fauno” y reconoce dos historias distintas: Una sobre la Guerra Civil Española, y otra la fumada máxima de Del Toro. Mezcladas eclécticamente con mayor o menor acierto, conformando una especia de amalgama de historias donde lo real y lo ficticio se entremezclan. Personalmente, nunca he aplaudido este tipo de mezclas que Del Toro acostumbra a realizar. Uno acaba teniendo la sensación de que ve dos películas distintas mezcladas en la sala de edición, obligadas a convivir juntas en un espacio cerrado de celuloide y pegadas con cola para que no se desmiembren por ambas partes. Como si del Toro se plantase ante un escaparate de posibilidades y la gula le pudiese, intentando meter en su carrito de la compra más juguetes de los que este puede llevar sin que rebose por los bordes.

Con “La Cumbre Escarlata” pasa exactamente lo mismo. Del Toro se empeña en que dos historias de muy diferente índole convivan en armonía, saturando el filme con tanta chorrada. De este modo en la película podemos vivir una historia de engaños, de dos hermanos amantes que deciden engañar a jóvenes ricachonas para mantener su hacienda, envenenándolas lentamente sin que se den cuenta. Una especie de mezcla chapucera entre el “Dracula” de Bram Stoker y “Encadenados” de Alfred Hitchcock. Y por otro lado, el muy canalla de Del Toro te planta una historia de fantasmitas que se aparecen cuando hay que avanzar en la trama o cuando hay que poner firme al espectador con un susto. Una especie de recurso del que se echa mano en mi opinión demasiadas veces a lo largo de la película y que acaba siendo cansino y tedioso. La película hubiese funcionado perfectamente sin los fantasmitas pululantes, pero se ve que al director mexicano los muertos se la ponen como un tanque apuntando a un campanario.

Así que en vez de intentar enrevesar un poco una trama predecible y simplona, Del Toro se dedica a mostrate largos pasillos lúgubremente iluminados con esqueletos y toda la vaina profiriendo lamentos y soltando: “Cuidaaaaado con al Cumbre Escarlataaaaa”a modo de mantra. Todo con una fotografía excelente y unos decorados que quitan el hipo, pero claro, por muy sabroso que esté el caramelo por fuera, el relleno falla y chirría, dando como resultado una trama lenta, aburrida y extremadamente predecible. Quizás porque la historia no tiene nada de nuevo o porque se dan demasiadas pistas a lo largo de la película, pero si tuviésemos que dar a “La Cumbre Escarlata” un adjetivo ese seria “Extremadamente aburrida”.

Y es que en el cine de terror o eres radical o no vales un pimiento. Me vienen a la cabeza otros intentos de películas de miedo soft, de esas que te dan sustos pero luego quieren acabarlas bien y justificando las acciones de los espíritus en pena, como “El Orfanato”, “Mamá” o la ya mencionada “El Laberinto del Fauno”. De esas que acaban con musiquita de nana y haciendo oda al amor y a la madre que las parió cuando deberían estar cagándote en los pantalones. Pues eso.


Nota: 4/10

miércoles, 21 de octubre de 2015

MARTE
Dirección: Ridley Scott
Reparto: Matt Damon, Jessica Chastain, Chitel Eijofor, Jeff Daniels, Kate Mara, Kristen Wigg, Michael Peña, Sean Bean, Sebastian Stan, Haksel Hennie, Benedict Wong, Mackenzie Davies, Donald Glover.

Como todo buen cinéfilo sabrá, que una película como “The Martian” se estrene en estas fechas quiere decir dos cosas: La primera, que por fin empieza la temporada de buen cine que nos durara hasta enero. Y la segunda, que el cine del espacio está oficialmente de moda. La mareante “Gravity” de Cuarón con su ristra de Oscars y la ovacionada y magistral “Interestellar” de Nolan han servido de caldo de cultivo propicio para que el género se ponga de moda. Lo cual hace que la película de Ridley Scott carezca del mismo mérito que sus predecesoras al pisar sobre terreno seguro, y que a la vez se enfrente al reto de contar algo que la diferencie de ellas. Si “Moon” podía catalogarse de misteriosa, “Gravity” de asfixiante, e “Interestellar” de épica y emotiva, podemos decir que “The Martian” es una película irónica, científicamente exacta, y toda una oda al pensamiento científico, que sin duda inspirará a una generación a conocer el universo que les rodea.

Matt Damon interpreta a un curioso Robinson Crusoe espacial, que debe valerse de sus conocimientos para poder sobrevivir el tiempo necesario en el planeta rojo mientras desde la tierra toda la NASA piensa en como traerle de vuelta. Lo cual ofrece un paralelismo interesante entre el solitario astronauta abandonado en el gran desierto de Marte, y las ajetreadas oficinas de la NASA preocupándose no solo por la operación de rescate, sino por como el mundo va digerir la mayor cagada de la historia de la carrera espacial. Y entre medio una tripulación de viaje entre dos planetas que tendrás que decidir cuanto tiempo esta dispuesto a sacrificar para salvar a su compañero abandonado. La película esta grabada de un modo particular, combinando los planos aéreos con tomas rodadas a ras de suelo, sin complejos movimientos. De este modo podemos llegar a imaginarnos el habitáculo espacial como un chalet adosado, y el rover lunar como un monovolumen. En definitiva, una forma de grabar de andar por casa, que nos introduce en la rutina y en la racionalización de la situación de este paciente hombre del espacio.

Ridley Scott parece haber encontrado por fin la historia que funciona. Después de varios años de secuelas inconclusas (Prometheus), gladiators 2.0 (Robin Hood), bochornoso cine bíblico (Exodus) y de extravagantemente escritas colaboraciones con Cormac McCArthy (El Consejero), parece que el vetusto realizador ha vuelto a encontrar el norte que hace ya tiempo creíamos que había perdido haciendo lo que mejor sabe hacer: películas magníficamente realizadas a nivel técnico y fotográfico. A primera vista, “The Martian” tiene todos los ingredientes para ser la clara ganadora de los Oscars, y consigue este efecto en crítica sin recurrir a dramas lastimeros de llanto pre-programado o chorradas varias de esas que se la ponen dura a la academia. Por supuesto, lo que no podía faltar en este cóctel explosivo era una buena dosis de America Fuck Yeah!, pero se le perdona, porque en el fondo toda película espacial esta marcada por ese patriotismo y ese orgullo yankee de haber pisado la luna.

Matt Damon se sale con su irónico y siempre optimista personaje y es el planteamiento del protagonista lo que impregna el mensaje de “The Martian” como si de un panfleto universitario se tratase. Aprende, investiga, conoce el mundo que te rodea y sobrevive. Una presentación curiosa del héroe Nerd, ese hombrecillo dotado de una gran inteligencia que utiliza sus conocimientos para sortear sus obstáculos. Un modelo muy de moda que ya hemos visto últimamente en la Tv en diferentes registros, (Sherlock, Breaking Bad, The Big Bang Theory). Hombres de ciencia que despiertan el interés en conocer la ciencia y el universo, y cuyo mayor atractivo es precisamente su inteligencia. Parece que eso del “Smart is the new sexy” está llegando más allá de la comedia, como estandarte de el nuevo prototipo de hipster pseudo-intelectualoide.
En definitiva, “The Martian” resulta una película muy competente en lo técnico y en lo narrativo. Siempre edulcorada de tópicos y americanadas que en esta ocasión pasan un poquito más de soslayo que de costumbre y se toleran en pro de la acción asfixiante. Una película de Oscar que no me importaría para nada que se llevase alguna estatuilla, si los jóvenes que la vean deciden ser físicos, astrólogos o botánicos, en vez de futbolistas, millonarios, youtubers o reggatoneros del futuro.

Nota: 8/10


domingo, 18 de octubre de 2015

REGRESIÓN
Dirección: Alejandro Amenabar
Reparto: Ethan Hawke, Emma Watson, David Thewlis, Daley Dickey, Aaron Ashmore, David Dencik, Lothaire Bloutheau, Devon Bostick, Adam Butcher, Kristian Brunn.

6 años han pasado desde que Amenabar realizó su última película, esa muy bien documentada pero cansina “Agora”. Y 14 han tenido que pasar para que el realizador español retomase la temática que le hizo saltar al ruedo, esas atmósferas oscuras y viciadas, esas falsas apariencias, su engaño vital y la muerte acechando. Ese planteamiento que a finales de los 90 le hizo coronarse como uno d ellos directores más prometedores de no solo en ámbito nacional, sino del mundo, con títulos como la más que soberbia “Tesis”, su enrevesada y posteriormente remakeada “Abre los Ojos” y finalmente, quizas su más sencilla y a la vez efectiva obra: “Los Otros”.

Amenabar es un maestro en el engaño, y su nueva película trata única y exclusivamente de ese gran engaño que fue la histeria colectiva del satanismo en Estado Unidos. Aunque a priori parezca que la película sigue el planteamiento de la típica película de miedo, en realidad si uno no se deja llevar por la parafernalia ocultista puede entrever el entramado abochornantemente cierto y veraz que reside tras la ficción de la película. El ojo ve lo que quiere ver, y al igual que los personajes de la historia caen de lleno en ese circulo vicioso, el espectador queda totalmente engañado. Algo que en cierta manera ha sido causado por el modo que tiene Amenabar de presentarnos los hechos, pero que también tiene algo que ver con aquellos detalles que vemos, analizamos, y damos por no válidos, valiéndonos de un criterio que ni tenemos, ni tendremos hasta que no pongamos los pies en la tierra.

“Regresión” tiene esa virtud de hacer a nuestra imaginación volar por los más retorcidos y siniestros rincones de la mente, estimulándola y causándonos el ansia de querer estimularla nosotros mismos. Algo, que no sin causa, tiene que ver mucho con la visión de la religión de Amenabar. El realizador siempre se ha mostrado crítico con la tradición religiosa del país que le vio nacer y “Regresión” no deja de ser un ensayo sobre como la mente humana se auto-estimula para creer lo que se quiere creer. Una trampa en la que es muy fácil caer si se tienen expectativas, y hay que reconocerle a Amenabar que con “Regresión” las había creado. De modo que construye el engaño de una forma caótica y libre, sin que es espectador sospeche siquiera, que los hechos son los hechos, y que las licencias cinematográficas que tradicionalmente se emplean para acelerar el curso de las investigaciones en las películas, en este caso la están desfigurando, y están creando una realidad paralela a la realidad que nos estamos comiendo con patatas y muy a gusto.

Claro está, que este planteamiento le ha costado caro a Amenabar en ciertos aspectos. Para empezar, el final del filme se desinfla por completo a causa de las expectativas creadas. Algo que para el espectador que se ha comido la bola de lleno le deja frio, desilusionado y rascándose la cabeza por que en el fondo siente que era una película de Plot-Twist con mucha trampa y poco gancho. El fallo reside en pensar que “Regresión” se ha construido como una película de Plot- Twist, cuando en realidad se trata de la ejemplificación por medio de una historia ficticia de hecho muy reales y de una época en la que no se pensaba muy claramente.

Todo un acierto escoger a Ethan Hawke, que en mi humilde opinión se trata de uno de los actores que más orgánicamente saben ponerse delante de una cámara de cine. Como conclusión final podemos decir que “Regresión” es una película que deja fríos a algunos y que consigue despertar el interés de otros. Lo que si está claro es que da de que hablar, y su visionado deja tras de si un momento de reflexión y discusión con otros espectadores muy enriquecedor. ¿Era esa quizás la intención de Amenabar? Imposible saberlo, aunque no podamos considerarla una película sobresaliente, no incurriríamos en falta diciendo que “Regresión” merece un visionado o dos, y que merece la pena ir a verla, aunque solo sea para ser engañados, que en el fondo es de lo que va todo este tinglado de palomitas y celuloide.


Nota: 7/10

miércoles, 7 de octubre de 2015

IRRATIONAL MAN
Dirección: Woody Allen
Reparto: Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey, Jamie Blackey, Ethan Philips, Betsy Aidem, Tom Kemp.

El genio de Nueva York es malo conocido, así que uno ya va al cine con el culo prieto a sabiendas de que muy posiblemente se va a meter entre pecho y espalda una de las muchas películas insípidas, repetitivas y cansinas de Allen. Porque por mucho que el lo niegue, hacer una película al año acaba vaciándote la sesera de ideas originales en un tiempo record. Pero gracias a dios, a veces uno se equivoca. Si bien Allen ya no innova como antaño hacia, ha encontrado durante los últimos años formulas de mantener la tensión de los personajes creando dramas sobresalientes. El más claro ejemplo fue su época dorada de la anterior década, donde nos dejó obras maestras como “Match Point” o “El Sueño de Cassandra” . Como ya he dicho antes, si bien Allen no innovó en la técnica, consiguió crear situaciones y personajes con gancho, que rompían meridianamente con su prototipo de personaje común y que en definitiva acababan conformando un drama muy destacable.

Lo malo, claro está, es que estas alineaciones de planetas prodigiosas se daban muy de vez en cuando, y mientras uno esperaba a la buena, se tragaba bodrios como “Vicky Cristina Barcelona”, “Conoceras al hombre de tus sueños” y demás comedias románticas aparentemente espontaneas que te vendían la ciudad europea de turno mejor que un panfleto publicitario. Con la llegada de la nueva década, Allen no levantó cabeza. Una buena crítica de “Midnight in Paris” y una brillante Cate Blanchett en “Blue Jasmine” que salvaba una película insoportable fueron sus únicos méritos. Pero me alegro de haberme equivocado con esta, pues “Irrational Man” es su mejor trabajo desde hace mucho tiempo.

Atacar la filosofía desde un punto de vista directo, sin preámbulos, volver a la temática que de verdad da rienda suelta al genio de Allen: el asesinato cometido por personajes tan humanos que cuesta creer su crimen, y el magnífico dueto protagonista que ha elegido, conforman de “Irrational Man” esa película competente que uno se esperaba desde hace años. Allen mantiene a Emma Stone en su papel de protagonista femenina tal y como hizo en su anterior filme “Magia a la Luz de la Luna” y para el papel masculino mete a ese soberbio Joaquin Phoenix con unos kilitos de más que da el pego totalmente como profesor de filosofía amargado. Por otro lado, en esta ocasión Allen se aleja del retrato de la ciudad o el paisaje en el que acontece la acción, lo cual da a al cinta una perspectiva mucho más centrada en los actos y los personajes y el espectador puede sentir el fluir de la tensión sin descanso y sin distracciones.

Una obra que recuerda a, como ya he dicho antes, su “Match Point” o su “Sueño de Cassandra”, donde el crimen, los remordimientos, los descubrimientos y sus desbarajustes marcan el ritmo. Y no los affairs, las chorradas varias y todos esos elementos a los que Allen nos tenía acostumbrados. Sus defectos, como siempre, son los que se pueden achacar a prácticamente cualquier película de Allen. Ese progresivo cambio de orientación desde un público joven hasta uno ya crecidito, esa forma rápida y poco imaginativa de grabar, para acabar realizando películas fáciles de grabar y de editar a posteriori para poder sacarlas como churros años si año también. Ese sentimiento de que los diálogos del filme ya los has oído antes, a causa de la repetición constante en la obra de Allen, que no tiene pinta de que vaya a reinventarse en ningún momento.

Pero si “Irrational Man” arrastra muchos de los defectos de las películas de Allen, también es verdad que presenta sus mayores virtudes. Lo cual hace que sea una película entretenida, con cierto grado de enrevesamiento y que tiene un inusitado enfoque hacia la gente joven. Lo cual hace, que en mi modesta opinión, se trate de la mejor película de Allen desde 2007 con su “Sueño de Cassandra”. Casi diez años han tenido que pasar para que Woody nos brindase de nuevo una película que realmente mereciese la pena. Los que me pregunto es si tardará otros diez en volver a repetir la brillante jugada o si milagrosamente estaremos presenciando una nueva época de auge del geniecillo de las gafas. El tiempo dirá, y mientras Emma Stone siga en sus planes, la cosa pinta bien.


Nota: 6/10

viernes, 2 de octubre de 2015

EL CORREDOR DEL LABERINTO: LAS PRUEBAS


Dirección:Wes Ball
Reparto: Dylan O'Brien, Giancarlo Esposito, Aidan Gillen, Nathalie Emmanuel, Kaya Scodelario, Ki Hong Lee, Thomas Brodei-Sangster, Dexter Darden, Alexander Flores, Jacob Lofland, Rosa Salazar, Patricia Clarkson, Barry Pepper.

La primera parte de “El Corredor del Laberinto” tal vez se recuerde como una de las películas adolescentes más frenéticas, misteriosas y bien llevadas de los últimos años. Por desgracia también se recuerda como una de las más absurdas e incongruentes, rallando la categoría de paja mental. Con la absoluta certeza de que el escritor pensó antes en la trama que en como quería acabarla dando como resultado un final que malogra y manda a tomar viento todo el misterio que se había ido generando a lo largo de la película. Como un caramelo con relleno sorpresa de estiércol rancio que acaba por fastidiarte la experiencia en su totalidad.

Se sumaba así a esa acusada tendencia de que la novela adolescente que acaba llegando a la gran pantalla parece cumplir el requisito de no tener pies ni cabeza. ¡Ni falta que le hace! Pues en contraposición a los grandes autores de distopías del siglo XX (Orwell y Huxley) o incluso el círculo de Inklinks (Tolkien y Lewis), parece que a los nuevos autores se la trae floja crear un mundo consecuente con sus premisas. Dando pie a grandes contradicciones y a tramas que solo se sostienen si uno mira para otro lado y hace como que no se ha enterado de nada. Así abundan las chorradas varias, véase “Los Juegos del Hambre”, “Cazadores de sombras”, “Crepúsculo” y mi favorita “Insurgente”. En definitiva cualquier chorrada andante que haga sentir al adolescente de turno especial, con un poco de tinte gótico ya de paso y que ejemplifique su lucha contra sus mayores, su falta de integración y sus instintos sexuales hacia ese rebelde de ojos azules. No me atrevería a denominarlo literatura basura, pero si me atrevería a decir que la mayoría de las historias hablan de los mismo, denotando una falta incipiente de originalidad y sin la menor preocupación por crear mundos complejos que funcionen por si solos. Eso si, se venden que da gusto.

Así que tras ese “Surprise Motherfucker” que fue el final de la primera entrega, la segunda intenta redimir los errores haciendo como que lo de antes no ha pasado. Dylan O'Brian y sus colegas del club de footing laberíntico salen de la susodicha estructura y se encuentran con un mundo sospechosamente parecido al del “Fallout”. Tirado del éxito del serial, este mundillo está habitado por estrellas de la TV como Giancarlo Espsito (Breaking Bad) o Aidan Gillen y Nathalie Emmanuel (Juego de Tronos). Y básicamente vagaran por el desierto mientras todo quisqui les persigue. Primero CRUEL, (Para que al espectador despistado le quede claro que son los malos de esta historia), luego zombies, y hasta una tormenta de rayos. La cuestión es correr coño. Y seguirán corriendo y corriendo al estilo Forrest Gump para llegar hasta una resistencia que se supone que les va ayudar, que vienen a ser cuatro pavos en mitad del desierto con una camioneta y cuatro tiendas mal montadas. Para mi que se quedaron sin presupuesto a mitad de película.

Pero no nos engañemos, la película no está del todo mal, maneja bien la tensión y las escenas de acción están bien pensadas. No obstante, siguiendo el patrón de su predecesora, te marean durante hora y media para al final contarte algo que carece de relevancia o de sentido. Y después de tragarte sustos, peleas, edificios derrumbándose y helicópteros futuristas tope tochos, vienen a quedarse como al principio, y tu ciscandote en todo lo vivo porque te das cuenta de que en el fondo no te han contado nada.

De este modo, poco a poco el género distópico va perdiendo el gancho que antaño tuvo, sirviendo de escenario para aventuras infantiles que bien podrían suceder en el patio de un colegio pero por dar más emoción las plantan en un yermo. Se pierde esa esencia, esa madurez en la narración y en la psicología de los personajes de saberse solos en un mundo desgastado por la codicia humana. Para dar paso a ligoteos, parkour y adolescentes rebeldes. Que dejen en paz al fin del mundo. Ya basta de capitolios, insurgentes y clubs de footing laberínticos. El lector y el espectador joven debe madurar cuanto antes para empezar a distinguir la carnaza comercial de la narración inteligente. Despertar su ansia por conocer lo que hay más allá y descubrir que otro tipo de historia es posible. “The Road” del maestro Cormac McCarthy, esa si es una buena historia. A ver si nos ponemos serios y nos dejamos de tanta mierda que ni entretiene ni despierta interés. A ver si ponemos fin a esa retorcida y avariciosa industria que planea programar a toda una generación de jóvenes con electroencefalograma plano.


Nota: 4/10

martes, 29 de septiembre de 2015

EVEREST
Dirección: Baltasar Kormakur
Reparto: Jason Clarke, Jake Gyllenhall, Josh Brolin, Michael Kelly, Emily Watson, Keira Knightley, Robin Wright, Sam Worthington, Naoko Mori, John Hawkes, Martin Henderson, Ingvar Evert Sigursson.

Desde la tierra del fuego y el hielo, llega de nuevo el director islandés que dará de que hablar. Un Kormakur más internacional que nunca que dirige la película para la cual estaba pre-destinado. Una gran epopeya alpinista donde los héroes se enfrentan a la ventisca que es el sinsentido de su empresa y donde no existen los finales felices. Manejando un reparto de altas esferas caracterizado por actores y actrices en auge: Un Josh Brolin que no para de subir, un Jake Gyllenhall destinado a convertirse en el mejor actor de su generación, un Jason Clarke que poco a poco se va abriendo de mano de los blockbusters y unos muy reforzados Michael Kelly y Robn Wrigh gracias a “House of Cards”, Kormakur nos cuenta una historia épica sin necesidad de estereotipos ni escenas de tensión artificiales e innecesarias.

Si el espectador lo pasa mal con la película, es porque la realidad sobrecoge, no porque se haya creado una situación a idea para ello. La mayor virtud de “Everest” es que no necesita adornarse ni exagerarse para transmitir el peligro de la montaña. Hasta la fecha, el cine de alpinismo había estado representado por una única película, esa popular sacada por la tele hasta la saciedad “Límite Vertical”. Donde los protas se quedaban colgando de cuerdas a miles de metros de altura, donde los personajes tenían rencillas personales asesinas que decidían resolver en lo alto de una montaña. Un planteamiento chapucero que no hacía justicia a la realidad y que desdibujaba la esencia de la experiencia para hacer una película hollywoodiense más.

Por el contrario, “Everest” apuesta por una formula totalmente opuesta. Ni una sola escena de acción, ni un solo momento sacado de contexto. Por el contrario, Kormakur deja que la historia fluya y que la propia montaña sea la que marque los tiempos, hasta el punto de que se conseguira crear situaciones verdaderamente agónicas con tan solo mostrar a un pavo sentarse en el hielo para morir, sin necesidad de helicópteros ni supercherías propias de Michael Bay. “Everest” deja que su realismo sea su principal elemento de tensión, ese “Basada en hechos reales”, esas fotos del final,que te sugiere que todo lo que has visto ha ocurrido tal cual te lo han mostrado. Esa sensación de que lo que ves no es ajeno a tu realidad, de que el héroe de andar por casa existe, algo parecido a lo que Greengrass consiguió con “Capitán Philips”.

¿Sus defectos? Su acortada temática. No ocultare que me encanta la montaña, y no me refiero a paseillos de después de comer, me refiero a verdaderas ascensiones, de esas de salir a las 5:00 de la mañana con crampones y toda la vaina. Lo cual hace que inevitablemente esta película me toque más la patata que a otros. Siguiendo ese mismo planteamiento, a todos aquellos que no han puesto el pie en una montaña les dejará fríos, al no poder identificarse con los problemas que el grupo de alpinistas sufre en la cima del mundo. La misma razón por la que la ya mencionada “Límite Vertical” apostó por otras técnicas de captación abiertas a un público más profano.

Independientemente de su planteamiento, la película está magníficamente realizada, y los efectos visuales están al servicio del realismo, y no de la espectacularidad chabacana que tanto daño ha hecho a la industria durante los últimos años. Lo que nos deja en definitiva una película correcta en lo narrativo y en lo técnico. Sin finales felices ni catarsis narrativas “Deux ex Machina”. Una película realista, que nos demuestra que las historias humanas son las que verdaderamente sobrecogen, y que son los pequeños errores y el orgullo lo que acaba separando la vida de la muerte en los lugares extremos. Del mismo modo que es la intención de alejarse de las formulas convencionales de la gran taquilla lo que separa una película más de una película que de verdad te mueva las tripas.


Nota: 7/10

sábado, 19 de septiembre de 2015

LA VISITA
Dirección: M. Night Shyamalan
Reparto: Olivia DeJonge, Ed Oxenbould, Deanna Dunagan, Peter McRobbie, Kathryn Hann.

Las cosas claras para no herir sentimientos. Servidor nunca ha sido ni será adorador de Shyamalan. Mientras unos se echaban las manos a la cabeza por la estrepitosa caída al vació de la fama del director desde 2008, uno no podía sino preguntarles: ¿Por qué os extraña tanto? Pues nunca consideré a Shyamalan como un director a tener en cuenta. Esas películas que la gente tanto idolatró y que catapultaron al director a la fama poniéndole en la boca proyectos como Indiana Jones o Harry Potter nunca me parecieron para tanto. “El Sexto sentido” esa película cargada de tópicos con un final que aparentemente a todo quisqui sorprendió, aunque en mi caso produjo la misma sorpresa que la de ver que en toda película de terror el negro muere en primero. “Señales” Ese intento barato de ponernos religiosos y mesiánicos tratando la locura y la demencia de una manera bochornosa y con aliens de por medio. La única película que verdaderamente me gustó de Shyamalan fue “El Bosque”, donde realmente el final llegaba a sorprenderte.

Los siguientes años del director son por todos conocidos. Todo empezó a torcerse con “La Joven del Agua”, luego llegó “El Incidente” y uno ya olía la mierda delante de su jeto. Y luego llego la traca final que dinamito la fama de pavo en cuestión: “El Último Airbender” o “Como ciscarse en los antepasados de los creadores del anime Avatar” y por supuesto, que redoblen los tambores y suenen las trompetas, ¡tatatachan!: “After Earth” también conocida como esa película en la que el nombre del director no aparece por ningún lado. Como si fuese un bochornoso video de Youtube en el que sales haciendo el idiota y quisieras desvincularte de el para que no lo vean en tus entrevistas de trabajo.

Así que cuando recibes la noticia de que Shyamalan ha vuelto al terror y que además prepara una película grabada con falsa cámara casera a uno le pica la curiosidad. En primer lugar, ves que no hay ningún actor conocido en el reparto, que se ha grabado casi exclusivamente en una casa y que en definitivas cuentas, le ha salido por cuatro duros. En otras palabras, con esa pinta de Oompa Loompa juguetón con cara de no haber roto un plato en su vida ya nadie se fía de el, de modo que busca sus redención en formato de low-cost. ¿Le sale bien la jugada? Vamos a averiguarlo.

“La Visita” es una película ecléctica, que decide tomar prestados elementos del cine de terror pero que a la vez rompe constantemente su tensión mediante los elementos más puros y abundantes del video de cámara casera, aportando un realismo que aumenta la tensión vital al ver el filme. Esto claro, tiene su ventajas pero también sus inconvenientes. Pasar de la risa al llanto continuamente en una película de terror no esta nada mal porque así te pilla desprevenido, pero lo malo es que al fin y al cabo, te estas riendo, lo que quiere decir que la atmósfera no esta muy bien construida. Es decir, “La Visita” no da miedo salvo en contadas ocasiones. Se vale de elementos muy efectivos para crear a lo largo de la película un par de momentos escalofriantes, pero el resto del metraje se resiente, buscando un estilo indefinido y creando una historia en apariencia compleja que acaba resultado mas simple que hacer la O con un canuto.

Shyalaman engaña, a pesar de que el desenlace una vez más estaba cantado, pues no puede evitar colocar a lo largo del filme pequeñas pistas para un público despistado que al espectador lince le revelan el meollo de la película 40 minutos antes de acabar. Y a pesar de que la película no sea para nada brillante ni de demasiado miedo, presenta una serie de virtudes únicas. En primer lugar, Shyamalan consigue una vez más crear un producto desvinculado de la tendencia dominante. A pesar de que acaben presentado los mismos topicazos que sus hermanas de género, finalmente la película te acaba dejando un sabor de boca diferente, como si te metiesen entre pecho y espalda la misma mierda pero con un emplatado más original y vanguardista. Y en segundo lugar, no deja de ser una experiencia nueva, tal vez no de gran calidad, pero uno sale de la película y se pregunta ¿Que cojones he visto?. Es esa indecisión, la de no saber si reír a carcajada limpia o llorar bajo la mantita, la que hace que “La Visita” por mucho que nos pese, merezca la pena ser visionada en el cine. ¿Hasta que punto le ha salido bien la jugada a Shyamalan? Desde luego no ha hecho una buena película, pero ha conseguido que se vuelva a hablar de el, y ya saben lo que dicen de la mala publicidad, y sino que le pregunten a Miley Cyrus y a su inflada cartera.



Nota: 4/10