Magnolia

"No dejes que nadie te diga que no tienes que arrepentirte de nada. No los dejes . ¡No! Te arrepientes de la mierda que te dé la gana. Úsalo. Úsalo. Usa ese remordimiento para lo que te dé la gana, de la forma que quieras. Lo puedes usar. Oh Dios mío, es un camino largo y sin meta, una pequeña historia final. Digo...amor, amor, amor. Esta jodida vida...Oh, es jodidamente difícil. Es tan larga. La vida no es corta, es larga. Es larga maldita sea."

domingo, 29 de noviembre de 2015

SICARIO
Dirección: Dennis Villeneuve
Reparto: Emily Blunt, Josh Brolin, Benicio del Toro, Daniel Kaluya, Jon Bernthal, Victor Garber, Jeffrey Donovan, Raoul Max Trujillo, Maximiliano Hernández, Julio Cedillo, Bernardo P. Saracino.

Si uno pierde cinco minutos de su vida en informarse mínimamente sobre quien es Dennis Villeneuve, enseguida se da cuenta de que esta ante uno de los grandes renovadores del thriller actual. Un director que no pierde sus señas de estilo por mucho que se vaya metiendo en el prostíbulo que es hollywood, y que sorprende en todas sus películas con un tono y una crueldad que muchos directores rechazarían por miedo a los resultados de taquilla. En otras palabras, un visionario que ha conseguido construir su propio estilo sin necesidad de excentricidades ni afanes de divo al estilo Tarantino. Y el muy cabroncete no hace película mala. No hay por donde pillarle.

Y si por algo se define este peculiar cabroncete canadiense es por redefinir tendencias, y por conseguir con poco, grandes resultados. “Sicario” es una película 100% Villeneuve, de pocos personajes, escasa de pretensiones y documentalmente exacta y creíble. Su acercamiento al conflicto de los cárteles en la frontera entre México y Estados Unidos esta desprovisto de frenéticos tiroteos al estilo “Traffic”, de odas innecesarias a la violencia al estilo “Salvajes”, y de tópicos mariachis al estilo “Breaking Bad”. Villeneuve ataca a la médula, mostrando los desastres humanos desde un punto de vista frio y despiadado. Cuerpos mutilados colgando de las farolas de Ciudad Juarez, explosiones al caer la noche visibles desde el otro lado de la frontera. La idea de que el infierno existe en la tierra, y solo una fina valla surcada por multitud de túneles nos separa de el.

Un ocurrente guion de Taylor Sheridan, y un excelente, digo más, brillante trabajo de fotografía del indiscutible maestro Roger Deakins, sirven de complemento excepcional al modo de Villeneuve de construir escenas de tensión. Consigue crear situaciones asfixiantes haciendo uso de un estilo sobrio, en el que reina el silencio y las atmósferas magnéticas. Las secuencias que se encadenan a lo largo de la película, la casa con muertos emparedados, el atasco de salida de Juárez, el interrogatorio grupal en la parada de autobuses, la intrusión en el túnel, la escena de la autopista con un brillante del Toro...Todas ellas escenas excepcionales, complementadas con la minimalista, efectiva y asfixiante banda sonora de Johan Johhansson, y quedan unidas al servicio de un mensaje, que la frontera es tierra de lobos, y los lobos la moran.

Villeneuve acierta de nuevo con el reparto, poniendo al frente del filme a una inigualable Emily Blunt, reina indiscutible del buen cine de acción, acompañada de dos veteranos actores intachables como Josh Brolin y Benicio del Toro, que parece que no se pierde una sola película que habla del narcotráfico. Los personajes que interpretan manejan un guión casual y profundo sin necesidad de reflexiones o filigranas verbales. Se trata de personajes creíbles, que aportan a la película un valor documental extra y que generan en es espectador una sensación de peligro y constante sospecha. Villeneuve nos coge de la mano en una habitación oscura, y no queda más remedio que confiar en que no nos daremos de bruces contra una pared.

¿Pero cual es el mensaje de “Sicario”? ¿Es un acercamiento casi documental al narcotráfico? ¿O el drama personal de una mujer con principios en una tierra machista y hostil? Villeneuve va más allá, e indaga en los métodos poco respetables que el brazo de la ley pone en practica para pillar a los malos. Poniendo de manifiesto una dolorosa verdad, y es que por muy civilizadas que parezcan a priori, las potencias que tanto se empeñan en diferenciarse de los países incivilizados trabajan de la misma manera que sus enemigos: haciendo ruido, agitando la rama para ver si caen frutos, cabreando, removiendo tierra. Que el muro que separa los dos mundos es físico, pero no hay principios morales que lo sostengan, que el muro es una mentira y tiene fisuras, y que es precisamente ahí por donde salen a cazar los lobos.

Llegados a este punto, es innegable declarar a los cuatro vientos una gran verdad. Y es que Villeneuve se ha convertido en el gran maestro del thriller de los últimos años. Un director que se ha abierto pasado tímidamente entre los gigantes, eligiendo con pies de plomo sus proyectos, nunca traicionando su estilo independiente que en su día lo encumbro con su magnífica y magistral “Incendies”. Ese gran ojo que más tarde le llevó a realizar las también sobresalientes “Prisioneros” y “Enemy”. Villeneuve es el equivalente a futuro, el futuro del cine. Cineastas que juegan en el filo de la navaja entre el cine de autor y el cine comercial. Utilizando un lenguaje no tan críptico como para espantar a los profanos, pero tampoco simple y efectista. Villeneuve huye del consumo rápido y de lo políticamente correcto, es de esos verdaderos pioneros innovadores que aportan novedades al lenguaje audiovisual. Esos pequeños cabroncetes que son capaces de clavarte a la butaca con sus escenas de tensión y a la vez hacerte reflexionar sobre la buena mierda que te metes en vena. Películas de visionado pesado, de poso intenso, y de un intensidad eléctrica que taladra tu cabeza inexorablemente. Villeneuve es el futuro, y el futuro es más brillante que nunca.


Nota: 10/10

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