Magnolia

"No dejes que nadie te diga que no tienes que arrepentirte de nada. No los dejes . ¡No! Te arrepientes de la mierda que te dé la gana. Úsalo. Úsalo. Usa ese remordimiento para lo que te dé la gana, de la forma que quieras. Lo puedes usar. Oh Dios mío, es un camino largo y sin meta, una pequeña historia final. Digo...amor, amor, amor. Esta jodida vida...Oh, es jodidamente difícil. Es tan larga. La vida no es corta, es larga. Es larga maldita sea."

miércoles, 28 de octubre de 2015

BLACK MASS
Dirección: Scott Cooper
Reparto: Johnny Deep, Joel Edgerton, Jesse Plemmons, Corey Stoll, Dakota Johnsson, Kevin Bacon, Benedict Cumberbatch, Peter Saasgard, Adam Scott, Jullianne Nicholson, Roy Corchanne, David Harbour, Juno Temple.

Lo bueno, y a la vez lo malo del cine de mafias, es que resulta el tipo de cine más accesible para que los jóvenes mancebos neófitos empiecen a dar los primeros pasos en el mundo del cine. Eso quiere decir, que un chaval puede meterse entre pecho y espalda las obras maestras de Coppola, Scorsese y De Palma, lo cual nunca está de más. Pero también quiere decir, que muchos de ellos se quedan en esa capa superficial, retwiteando frases de Brando y parodiando a Tony Montana y a su “Pequeña amiga”, sin llegar a profundizar en el meollo de la cuestión. Esto nos da como resultado a toda una generación de “cinéfilos” de poca sustancia, y esa creencia, al parecer aceptada mundialmente , de que “El Padrino” es la mejor película de la historia y demás soberanas tonterías, proferidas por pseudo-intelectualoides que no han visto ni una sola película en su vida en la cual no haya violencia, acción o un prota “badass” que narre la historia en primera persona. Que ya sabemos todos lo que nos gusta cuando tenemos 16 años.

Este hecho cataloga al género de mafias en un limbo de equilibrio inestable. Ya se ha hecho mucho cine de este tipo e innovar resulta una tarea ardua e imaginativa. Resulta difícil huir de esos diálogos barrio bajeros con doble sentido, de esa jerga y de esos personajes hostiles con poca paciencia. Si bien es verdad que los últimos años nos han dejado una serie de películas de este género interesantes (“Mátalos Suavemente” de Andrew Dominik, “El Año más Violento” de J.C. Chandor, y “Promesas del Este” de David Cronemberg”) Cuando uno se planta en la sala de cine para ver “Black Mass” , tiene la amarga sensación de que no va a ver una de esas películas que tratan de innovar, sino más bien una de esas que incurren en todo los tópicos del manual e incluso de sienten orgullosas de ello.

Tras dos trabajos impecables, esa íntima y torturada “Crazy Heart”, esa soberbia, intensa y apoteósica “Out of the Furnace” (Todavía me hayo indignado dado dicha película no se estrenó en España), Scott Cooper firma con diferencia su peor película, pegando un bajonazo que da vértigo. “Black Mass” intenta reunir todas las virtudes del cine de mafias. Esa manera dinámica, y constante de presentar las situaciones, saltando de una a otra con una elevada cadencia de planos manejando un reparto coral. Herencia directa del cine de Scorsese. Ese intento (Chapucero) de bucear en los problemas del mafioso, de sus motivaciones y sus miedos, herencia de Coppola. Y esos diálogos con doble fondo, de esos en los que te cuentan una cosa pero en realidad sabes que te están diciendo otra, muy propias del cine de los Coen. ¿El Resultado? Una película que no innova absolutamente en nada, una especie de refrito que ni sorprende ni entretiene,y que nos deja tras sus más de dos largas horas de metraje tan solo un par de escenas interesantes.

Y luego está Johnny Deep. Con todo ese maquillaje encima, afeado a posta, con una estampa tan cantosa que a uno le cuesta creer que no haya aceptado el papel para tener opciones de Oscar. Mientras determinados actores, como Joel Edgerton, Corey Stoll o Peter Saasgard realizan actuaciones convincentes. Los demás parecen sacados casi de una película de Tarantino. Todo marcado al principio por esa estética ochentera, como una “Gran Estafa Americana” 2.0., porque como ya sabemos, últimamente están de moda los 80. Ambientación ochentera y prota afeado, Cooper casi puede oler la estatuilla. ¿Funcionará la formula mágica?

Así que como conclusión, “Black Mass” es una película del montón. Un verdadero delito, tratándose de un director como Scott Cooper, que malgasta su tiempo con tontadas como estas. Un intento de acercamiento hacia el Oscar, que tal vez guste a aquellos fanáticos del cine de mafias. Pero que para aquellos que ya estén curtidos en el género y busquen algo más que repeticiones cansinas, dejará fríos y con la sensación de dejavú de haber visto todo eso antes. Y ya saben, el que llega primero se come la tarta.


Nota: 5/10

sábado, 24 de octubre de 2015

LA CUMBRE ESCARLATA
Dirección: Guillermo del Toro
Reparto: Mia Wasikowska, Jessica Chastain, Tom Hiddleston, Charlie Hunnan, Burn Gorman, Doug Jones, Jim Beaver, Leslie Hope, Bruce Gray.

El friki entre los frikis está de vuelta. Lo mismo da que sean extravagantes faunos, demonietes con malas pulgas, robots gigantes al estilo Mazinger Z o en este caso, misteriosas mansiones encantadas. Guillermo del Toro ha vuelto haciendo uso una vez más de toda su imaginería fantasiosa y pecando en todo lo que ha pecado en lo últimos años. En esta ocasión, lleva el extremo su estética “Neo- Timburtoniana” para ofrecernos un relato de misterio, fantasmas y una joven inexperta enfrentándose a lo esotérico.

Es de todos sabido que a Guille le puede el mundo de las hadas. Lo que hace que recargue sus películas hasta la extenuación de todo elemento ornamental o narrativo que evoque a ese gótico cuento infantil. De este modo uno se planta ante “El Laberinto del Fauno” y reconoce dos historias distintas: Una sobre la Guerra Civil Española, y otra la fumada máxima de Del Toro. Mezcladas eclécticamente con mayor o menor acierto, conformando una especia de amalgama de historias donde lo real y lo ficticio se entremezclan. Personalmente, nunca he aplaudido este tipo de mezclas que Del Toro acostumbra a realizar. Uno acaba teniendo la sensación de que ve dos películas distintas mezcladas en la sala de edición, obligadas a convivir juntas en un espacio cerrado de celuloide y pegadas con cola para que no se desmiembren por ambas partes. Como si del Toro se plantase ante un escaparate de posibilidades y la gula le pudiese, intentando meter en su carrito de la compra más juguetes de los que este puede llevar sin que rebose por los bordes.

Con “La Cumbre Escarlata” pasa exactamente lo mismo. Del Toro se empeña en que dos historias de muy diferente índole convivan en armonía, saturando el filme con tanta chorrada. De este modo en la película podemos vivir una historia de engaños, de dos hermanos amantes que deciden engañar a jóvenes ricachonas para mantener su hacienda, envenenándolas lentamente sin que se den cuenta. Una especie de mezcla chapucera entre el “Dracula” de Bram Stoker y “Encadenados” de Alfred Hitchcock. Y por otro lado, el muy canalla de Del Toro te planta una historia de fantasmitas que se aparecen cuando hay que avanzar en la trama o cuando hay que poner firme al espectador con un susto. Una especie de recurso del que se echa mano en mi opinión demasiadas veces a lo largo de la película y que acaba siendo cansino y tedioso. La película hubiese funcionado perfectamente sin los fantasmitas pululantes, pero se ve que al director mexicano los muertos se la ponen como un tanque apuntando a un campanario.

Así que en vez de intentar enrevesar un poco una trama predecible y simplona, Del Toro se dedica a mostrate largos pasillos lúgubremente iluminados con esqueletos y toda la vaina profiriendo lamentos y soltando: “Cuidaaaaado con al Cumbre Escarlataaaaa”a modo de mantra. Todo con una fotografía excelente y unos decorados que quitan el hipo, pero claro, por muy sabroso que esté el caramelo por fuera, el relleno falla y chirría, dando como resultado una trama lenta, aburrida y extremadamente predecible. Quizás porque la historia no tiene nada de nuevo o porque se dan demasiadas pistas a lo largo de la película, pero si tuviésemos que dar a “La Cumbre Escarlata” un adjetivo ese seria “Extremadamente aburrida”.

Y es que en el cine de terror o eres radical o no vales un pimiento. Me vienen a la cabeza otros intentos de películas de miedo soft, de esas que te dan sustos pero luego quieren acabarlas bien y justificando las acciones de los espíritus en pena, como “El Orfanato”, “Mamá” o la ya mencionada “El Laberinto del Fauno”. De esas que acaban con musiquita de nana y haciendo oda al amor y a la madre que las parió cuando deberían estar cagándote en los pantalones. Pues eso.


Nota: 4/10

miércoles, 21 de octubre de 2015

MARTE
Dirección: Ridley Scott
Reparto: Matt Damon, Jessica Chastain, Chitel Eijofor, Jeff Daniels, Kate Mara, Kristen Wigg, Michael Peña, Sean Bean, Sebastian Stan, Haksel Hennie, Benedict Wong, Mackenzie Davies, Donald Glover.

Como todo buen cinéfilo sabrá, que una película como “The Martian” se estrene en estas fechas quiere decir dos cosas: La primera, que por fin empieza la temporada de buen cine que nos durara hasta enero. Y la segunda, que el cine del espacio está oficialmente de moda. La mareante “Gravity” de Cuarón con su ristra de Oscars y la ovacionada y magistral “Interestellar” de Nolan han servido de caldo de cultivo propicio para que el género se ponga de moda. Lo cual hace que la película de Ridley Scott carezca del mismo mérito que sus predecesoras al pisar sobre terreno seguro, y que a la vez se enfrente al reto de contar algo que la diferencie de ellas. Si “Moon” podía catalogarse de misteriosa, “Gravity” de asfixiante, e “Interestellar” de épica y emotiva, podemos decir que “The Martian” es una película irónica, científicamente exacta, y toda una oda al pensamiento científico, que sin duda inspirará a una generación a conocer el universo que les rodea.

Matt Damon interpreta a un curioso Robinson Crusoe espacial, que debe valerse de sus conocimientos para poder sobrevivir el tiempo necesario en el planeta rojo mientras desde la tierra toda la NASA piensa en como traerle de vuelta. Lo cual ofrece un paralelismo interesante entre el solitario astronauta abandonado en el gran desierto de Marte, y las ajetreadas oficinas de la NASA preocupándose no solo por la operación de rescate, sino por como el mundo va digerir la mayor cagada de la historia de la carrera espacial. Y entre medio una tripulación de viaje entre dos planetas que tendrás que decidir cuanto tiempo esta dispuesto a sacrificar para salvar a su compañero abandonado. La película esta grabada de un modo particular, combinando los planos aéreos con tomas rodadas a ras de suelo, sin complejos movimientos. De este modo podemos llegar a imaginarnos el habitáculo espacial como un chalet adosado, y el rover lunar como un monovolumen. En definitiva, una forma de grabar de andar por casa, que nos introduce en la rutina y en la racionalización de la situación de este paciente hombre del espacio.

Ridley Scott parece haber encontrado por fin la historia que funciona. Después de varios años de secuelas inconclusas (Prometheus), gladiators 2.0 (Robin Hood), bochornoso cine bíblico (Exodus) y de extravagantemente escritas colaboraciones con Cormac McCArthy (El Consejero), parece que el vetusto realizador ha vuelto a encontrar el norte que hace ya tiempo creíamos que había perdido haciendo lo que mejor sabe hacer: películas magníficamente realizadas a nivel técnico y fotográfico. A primera vista, “The Martian” tiene todos los ingredientes para ser la clara ganadora de los Oscars, y consigue este efecto en crítica sin recurrir a dramas lastimeros de llanto pre-programado o chorradas varias de esas que se la ponen dura a la academia. Por supuesto, lo que no podía faltar en este cóctel explosivo era una buena dosis de America Fuck Yeah!, pero se le perdona, porque en el fondo toda película espacial esta marcada por ese patriotismo y ese orgullo yankee de haber pisado la luna.

Matt Damon se sale con su irónico y siempre optimista personaje y es el planteamiento del protagonista lo que impregna el mensaje de “The Martian” como si de un panfleto universitario se tratase. Aprende, investiga, conoce el mundo que te rodea y sobrevive. Una presentación curiosa del héroe Nerd, ese hombrecillo dotado de una gran inteligencia que utiliza sus conocimientos para sortear sus obstáculos. Un modelo muy de moda que ya hemos visto últimamente en la Tv en diferentes registros, (Sherlock, Breaking Bad, The Big Bang Theory). Hombres de ciencia que despiertan el interés en conocer la ciencia y el universo, y cuyo mayor atractivo es precisamente su inteligencia. Parece que eso del “Smart is the new sexy” está llegando más allá de la comedia, como estandarte de el nuevo prototipo de hipster pseudo-intelectualoide.
En definitiva, “The Martian” resulta una película muy competente en lo técnico y en lo narrativo. Siempre edulcorada de tópicos y americanadas que en esta ocasión pasan un poquito más de soslayo que de costumbre y se toleran en pro de la acción asfixiante. Una película de Oscar que no me importaría para nada que se llevase alguna estatuilla, si los jóvenes que la vean deciden ser físicos, astrólogos o botánicos, en vez de futbolistas, millonarios, youtubers o reggatoneros del futuro.

Nota: 8/10


domingo, 18 de octubre de 2015

REGRESIÓN
Dirección: Alejandro Amenabar
Reparto: Ethan Hawke, Emma Watson, David Thewlis, Daley Dickey, Aaron Ashmore, David Dencik, Lothaire Bloutheau, Devon Bostick, Adam Butcher, Kristian Brunn.

6 años han pasado desde que Amenabar realizó su última película, esa muy bien documentada pero cansina “Agora”. Y 14 han tenido que pasar para que el realizador español retomase la temática que le hizo saltar al ruedo, esas atmósferas oscuras y viciadas, esas falsas apariencias, su engaño vital y la muerte acechando. Ese planteamiento que a finales de los 90 le hizo coronarse como uno d ellos directores más prometedores de no solo en ámbito nacional, sino del mundo, con títulos como la más que soberbia “Tesis”, su enrevesada y posteriormente remakeada “Abre los Ojos” y finalmente, quizas su más sencilla y a la vez efectiva obra: “Los Otros”.

Amenabar es un maestro en el engaño, y su nueva película trata única y exclusivamente de ese gran engaño que fue la histeria colectiva del satanismo en Estado Unidos. Aunque a priori parezca que la película sigue el planteamiento de la típica película de miedo, en realidad si uno no se deja llevar por la parafernalia ocultista puede entrever el entramado abochornantemente cierto y veraz que reside tras la ficción de la película. El ojo ve lo que quiere ver, y al igual que los personajes de la historia caen de lleno en ese circulo vicioso, el espectador queda totalmente engañado. Algo que en cierta manera ha sido causado por el modo que tiene Amenabar de presentarnos los hechos, pero que también tiene algo que ver con aquellos detalles que vemos, analizamos, y damos por no válidos, valiéndonos de un criterio que ni tenemos, ni tendremos hasta que no pongamos los pies en la tierra.

“Regresión” tiene esa virtud de hacer a nuestra imaginación volar por los más retorcidos y siniestros rincones de la mente, estimulándola y causándonos el ansia de querer estimularla nosotros mismos. Algo, que no sin causa, tiene que ver mucho con la visión de la religión de Amenabar. El realizador siempre se ha mostrado crítico con la tradición religiosa del país que le vio nacer y “Regresión” no deja de ser un ensayo sobre como la mente humana se auto-estimula para creer lo que se quiere creer. Una trampa en la que es muy fácil caer si se tienen expectativas, y hay que reconocerle a Amenabar que con “Regresión” las había creado. De modo que construye el engaño de una forma caótica y libre, sin que es espectador sospeche siquiera, que los hechos son los hechos, y que las licencias cinematográficas que tradicionalmente se emplean para acelerar el curso de las investigaciones en las películas, en este caso la están desfigurando, y están creando una realidad paralela a la realidad que nos estamos comiendo con patatas y muy a gusto.

Claro está, que este planteamiento le ha costado caro a Amenabar en ciertos aspectos. Para empezar, el final del filme se desinfla por completo a causa de las expectativas creadas. Algo que para el espectador que se ha comido la bola de lleno le deja frio, desilusionado y rascándose la cabeza por que en el fondo siente que era una película de Plot-Twist con mucha trampa y poco gancho. El fallo reside en pensar que “Regresión” se ha construido como una película de Plot- Twist, cuando en realidad se trata de la ejemplificación por medio de una historia ficticia de hecho muy reales y de una época en la que no se pensaba muy claramente.

Todo un acierto escoger a Ethan Hawke, que en mi humilde opinión se trata de uno de los actores que más orgánicamente saben ponerse delante de una cámara de cine. Como conclusión final podemos decir que “Regresión” es una película que deja fríos a algunos y que consigue despertar el interés de otros. Lo que si está claro es que da de que hablar, y su visionado deja tras de si un momento de reflexión y discusión con otros espectadores muy enriquecedor. ¿Era esa quizás la intención de Amenabar? Imposible saberlo, aunque no podamos considerarla una película sobresaliente, no incurriríamos en falta diciendo que “Regresión” merece un visionado o dos, y que merece la pena ir a verla, aunque solo sea para ser engañados, que en el fondo es de lo que va todo este tinglado de palomitas y celuloide.


Nota: 7/10

miércoles, 7 de octubre de 2015

IRRATIONAL MAN
Dirección: Woody Allen
Reparto: Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey, Jamie Blackey, Ethan Philips, Betsy Aidem, Tom Kemp.

El genio de Nueva York es malo conocido, así que uno ya va al cine con el culo prieto a sabiendas de que muy posiblemente se va a meter entre pecho y espalda una de las muchas películas insípidas, repetitivas y cansinas de Allen. Porque por mucho que el lo niegue, hacer una película al año acaba vaciándote la sesera de ideas originales en un tiempo record. Pero gracias a dios, a veces uno se equivoca. Si bien Allen ya no innova como antaño hacia, ha encontrado durante los últimos años formulas de mantener la tensión de los personajes creando dramas sobresalientes. El más claro ejemplo fue su época dorada de la anterior década, donde nos dejó obras maestras como “Match Point” o “El Sueño de Cassandra” . Como ya he dicho antes, si bien Allen no innovó en la técnica, consiguió crear situaciones y personajes con gancho, que rompían meridianamente con su prototipo de personaje común y que en definitiva acababan conformando un drama muy destacable.

Lo malo, claro está, es que estas alineaciones de planetas prodigiosas se daban muy de vez en cuando, y mientras uno esperaba a la buena, se tragaba bodrios como “Vicky Cristina Barcelona”, “Conoceras al hombre de tus sueños” y demás comedias románticas aparentemente espontaneas que te vendían la ciudad europea de turno mejor que un panfleto publicitario. Con la llegada de la nueva década, Allen no levantó cabeza. Una buena crítica de “Midnight in Paris” y una brillante Cate Blanchett en “Blue Jasmine” que salvaba una película insoportable fueron sus únicos méritos. Pero me alegro de haberme equivocado con esta, pues “Irrational Man” es su mejor trabajo desde hace mucho tiempo.

Atacar la filosofía desde un punto de vista directo, sin preámbulos, volver a la temática que de verdad da rienda suelta al genio de Allen: el asesinato cometido por personajes tan humanos que cuesta creer su crimen, y el magnífico dueto protagonista que ha elegido, conforman de “Irrational Man” esa película competente que uno se esperaba desde hace años. Allen mantiene a Emma Stone en su papel de protagonista femenina tal y como hizo en su anterior filme “Magia a la Luz de la Luna” y para el papel masculino mete a ese soberbio Joaquin Phoenix con unos kilitos de más que da el pego totalmente como profesor de filosofía amargado. Por otro lado, en esta ocasión Allen se aleja del retrato de la ciudad o el paisaje en el que acontece la acción, lo cual da a al cinta una perspectiva mucho más centrada en los actos y los personajes y el espectador puede sentir el fluir de la tensión sin descanso y sin distracciones.

Una obra que recuerda a, como ya he dicho antes, su “Match Point” o su “Sueño de Cassandra”, donde el crimen, los remordimientos, los descubrimientos y sus desbarajustes marcan el ritmo. Y no los affairs, las chorradas varias y todos esos elementos a los que Allen nos tenía acostumbrados. Sus defectos, como siempre, son los que se pueden achacar a prácticamente cualquier película de Allen. Ese progresivo cambio de orientación desde un público joven hasta uno ya crecidito, esa forma rápida y poco imaginativa de grabar, para acabar realizando películas fáciles de grabar y de editar a posteriori para poder sacarlas como churros años si año también. Ese sentimiento de que los diálogos del filme ya los has oído antes, a causa de la repetición constante en la obra de Allen, que no tiene pinta de que vaya a reinventarse en ningún momento.

Pero si “Irrational Man” arrastra muchos de los defectos de las películas de Allen, también es verdad que presenta sus mayores virtudes. Lo cual hace que sea una película entretenida, con cierto grado de enrevesamiento y que tiene un inusitado enfoque hacia la gente joven. Lo cual hace, que en mi modesta opinión, se trate de la mejor película de Allen desde 2007 con su “Sueño de Cassandra”. Casi diez años han tenido que pasar para que Woody nos brindase de nuevo una película que realmente mereciese la pena. Los que me pregunto es si tardará otros diez en volver a repetir la brillante jugada o si milagrosamente estaremos presenciando una nueva época de auge del geniecillo de las gafas. El tiempo dirá, y mientras Emma Stone siga en sus planes, la cosa pinta bien.


Nota: 6/10

viernes, 2 de octubre de 2015

EL CORREDOR DEL LABERINTO: LAS PRUEBAS


Dirección:Wes Ball
Reparto: Dylan O'Brien, Giancarlo Esposito, Aidan Gillen, Nathalie Emmanuel, Kaya Scodelario, Ki Hong Lee, Thomas Brodei-Sangster, Dexter Darden, Alexander Flores, Jacob Lofland, Rosa Salazar, Patricia Clarkson, Barry Pepper.

La primera parte de “El Corredor del Laberinto” tal vez se recuerde como una de las películas adolescentes más frenéticas, misteriosas y bien llevadas de los últimos años. Por desgracia también se recuerda como una de las más absurdas e incongruentes, rallando la categoría de paja mental. Con la absoluta certeza de que el escritor pensó antes en la trama que en como quería acabarla dando como resultado un final que malogra y manda a tomar viento todo el misterio que se había ido generando a lo largo de la película. Como un caramelo con relleno sorpresa de estiércol rancio que acaba por fastidiarte la experiencia en su totalidad.

Se sumaba así a esa acusada tendencia de que la novela adolescente que acaba llegando a la gran pantalla parece cumplir el requisito de no tener pies ni cabeza. ¡Ni falta que le hace! Pues en contraposición a los grandes autores de distopías del siglo XX (Orwell y Huxley) o incluso el círculo de Inklinks (Tolkien y Lewis), parece que a los nuevos autores se la trae floja crear un mundo consecuente con sus premisas. Dando pie a grandes contradicciones y a tramas que solo se sostienen si uno mira para otro lado y hace como que no se ha enterado de nada. Así abundan las chorradas varias, véase “Los Juegos del Hambre”, “Cazadores de sombras”, “Crepúsculo” y mi favorita “Insurgente”. En definitiva cualquier chorrada andante que haga sentir al adolescente de turno especial, con un poco de tinte gótico ya de paso y que ejemplifique su lucha contra sus mayores, su falta de integración y sus instintos sexuales hacia ese rebelde de ojos azules. No me atrevería a denominarlo literatura basura, pero si me atrevería a decir que la mayoría de las historias hablan de los mismo, denotando una falta incipiente de originalidad y sin la menor preocupación por crear mundos complejos que funcionen por si solos. Eso si, se venden que da gusto.

Así que tras ese “Surprise Motherfucker” que fue el final de la primera entrega, la segunda intenta redimir los errores haciendo como que lo de antes no ha pasado. Dylan O'Brian y sus colegas del club de footing laberíntico salen de la susodicha estructura y se encuentran con un mundo sospechosamente parecido al del “Fallout”. Tirado del éxito del serial, este mundillo está habitado por estrellas de la TV como Giancarlo Espsito (Breaking Bad) o Aidan Gillen y Nathalie Emmanuel (Juego de Tronos). Y básicamente vagaran por el desierto mientras todo quisqui les persigue. Primero CRUEL, (Para que al espectador despistado le quede claro que son los malos de esta historia), luego zombies, y hasta una tormenta de rayos. La cuestión es correr coño. Y seguirán corriendo y corriendo al estilo Forrest Gump para llegar hasta una resistencia que se supone que les va ayudar, que vienen a ser cuatro pavos en mitad del desierto con una camioneta y cuatro tiendas mal montadas. Para mi que se quedaron sin presupuesto a mitad de película.

Pero no nos engañemos, la película no está del todo mal, maneja bien la tensión y las escenas de acción están bien pensadas. No obstante, siguiendo el patrón de su predecesora, te marean durante hora y media para al final contarte algo que carece de relevancia o de sentido. Y después de tragarte sustos, peleas, edificios derrumbándose y helicópteros futuristas tope tochos, vienen a quedarse como al principio, y tu ciscandote en todo lo vivo porque te das cuenta de que en el fondo no te han contado nada.

De este modo, poco a poco el género distópico va perdiendo el gancho que antaño tuvo, sirviendo de escenario para aventuras infantiles que bien podrían suceder en el patio de un colegio pero por dar más emoción las plantan en un yermo. Se pierde esa esencia, esa madurez en la narración y en la psicología de los personajes de saberse solos en un mundo desgastado por la codicia humana. Para dar paso a ligoteos, parkour y adolescentes rebeldes. Que dejen en paz al fin del mundo. Ya basta de capitolios, insurgentes y clubs de footing laberínticos. El lector y el espectador joven debe madurar cuanto antes para empezar a distinguir la carnaza comercial de la narración inteligente. Despertar su ansia por conocer lo que hay más allá y descubrir que otro tipo de historia es posible. “The Road” del maestro Cormac McCarthy, esa si es una buena historia. A ver si nos ponemos serios y nos dejamos de tanta mierda que ni entretiene ni despierta interés. A ver si ponemos fin a esa retorcida y avariciosa industria que planea programar a toda una generación de jóvenes con electroencefalograma plano.


Nota: 4/10