PURO VICIO
Dirección: Paul Thomas Anderson
Reparto: Joaquin Phoenix, Josh Brolin, Benicio del Toro, Owen Wilson, Reese
Whiterspoon, Katherine Waterstone, Eric Roberts, Hong Chau, Jena Malone, Martin
Short, Peter McRobbie, Jordan Christian Hearn.
Al escribir estas líneas, quiero
recalcar el hecho de que servidor no ha leído la novela de Thomas Pynchon. Era
consciente de que la novela tenía fama de incomprensible, y por eso fue al cine
con la mente preparada como para una clase de matemáticas aplicadas, y no sé si
debido a su falta de cultura literaria americana o a su severo retraso mental
no entendió ni papa. Me decanto por lo segundo pero con reservas.
Tal vez no haya leído la novela,
pero creo que sí que sé un poco acerca de cuándo una película consigue
transmitir de manera correcta una historia y cuando no. “Inherent Vice” y no
“Puro Vicio”, a ver si respetamos los títulos, se ambienta en la California de
los años 70, esa época en la que todo hijo de vecino tenía su propio alijo de
drogas bajo la almohada, el mismo alijo de drogas que parece que PTA (Paul
Thomas Anderson) se haya fumado para dirigir la película. Es esa relación
directa con los narcóticos, lo que hace que la película este grabada de una
forma radicalmente opuesta al estilo de PTA. Adiós a los planos dinámicos donde
la cámara se movía desde el plano general al detalle a un ritmo trepidante,
donde la voz en off inundaba la narración y donde los personajes explotaban, se
contenían, y rompían el grueso muro que separa una actuación convencional de una
autentica y magistral clase de interpretación.
En “Inherent Vice” todos están
fumados, y a través de una investigación policial, PTA nos sumergirá en la
crisis de los hippies, a ese momento de declive de los valores, de las personas
y de las relaciones sociales. Esa generación perdida que no sabe de dónde viene
ni a donde se dirige. La verdadera clave del cine de PTA, las personas
perdidas, ese tipo de personajes que ha tratado en todas sus grandes películas.
Sin embargo, aunque manteniendo su tipología de personajes y de historias,
“Inherent Vice” presenta diferencias sustanciales de las grandes obras maestras
del director.
“Boggie Nights” y “Magnolia”, las
grandes obras maestras del director que, en mi opinión, hicieron que PTA fuese
uno de los tres directores más importantes de los 90’ junto con David Fincher y
Quentin Tarantino, trataban temas comprensibles a las grandes audiencias. Por
el contrario, “Inherent Vice” es un maremoto de nombres imposibles de recordar,
un guión mucho menos impactante, una serie de escenas que se suceden como
exhalaciones sin dejar poso en el espectador. En definitiva, una historia que
no involucra a los personajes ni al espectador, una película en la que como el
propio PTA dijo en entrevistas: “No importa tanto el mensaje sino más bien la
sensación con la que te quedas después de verla” Como resultado, dos horas y media de escenas
incomprensibles, una auténtica tortura donde el espectador no se pispara ni de
su propio nombre, una experiencia que te dejará mas descolocado que las drogas
duras.
Mención especial para el apartado
de fotografía, que consigue que la película mediante colores difusos y el grano
propio de una película setentera tenga ese aspecto a postal decolorada tan
propio de la época. Las actuaciones son correctas, en especial la de Joaquin
Phoenix, pero no resulta ni la mitad de interesante que anteriores papeles, en
especial su cautivador vagabundo abrazador de la cienciología en “The Master”.
Ni siquiera Phoenix en colaboración con el excelente reparto del filme consigue
salvar el caótico modo en el que se cuenta la historia.
En definitiva, “Inherent Vice”
resulta tal vez, un excepcional acierto para la carrera de PTA para esos
seguidores del director que ansían la ambigüedad del nuevo estilo que el director
parece estar conformando durante los últimos años. Pero para aquellos que
preferíamos sus primeras películas, esas alocadas, dinámicas, de un guión
explosivo como la dinamita, resulta ser un descalabro. Que nos hace plantearnos si alguna vez volveremos
a ver ese estilo de cine que con sus movimientos de cámara, su testarudez para
cambiar de plano cuando un personaje estallaba y su potencia conformada con
escenas simultaneas volverá a enamorarnos alguna vez en la gran pantalla. Como
el memorable personaje de Tom Cruise recitaba a su moribundo padre en
“Magnolia” a modo de mantra: “No te vayas cabrón, No te vayas cabrón”
Nota: 4/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario