Magnolia

"No dejes que nadie te diga que no tienes que arrepentirte de nada. No los dejes . ¡No! Te arrepientes de la mierda que te dé la gana. Úsalo. Úsalo. Usa ese remordimiento para lo que te dé la gana, de la forma que quieras. Lo puedes usar. Oh Dios mío, es un camino largo y sin meta, una pequeña historia final. Digo...amor, amor, amor. Esta jodida vida...Oh, es jodidamente difícil. Es tan larga. La vida no es corta, es larga. Es larga maldita sea."

martes, 17 de marzo de 2015

PURO VICIO
Dirección: Paul Thomas Anderson
Reparto: Joaquin Phoenix, Josh Brolin,  Benicio del Toro, Owen Wilson, Reese Whiterspoon, Katherine Waterstone, Eric Roberts, Hong Chau, Jena Malone, Martin Short, Peter McRobbie, Jordan Christian Hearn.

Al escribir estas líneas, quiero recalcar el hecho de que servidor no ha leído la novela de Thomas Pynchon. Era consciente de que la novela tenía fama de incomprensible, y por eso fue al cine con la mente preparada como para una clase de matemáticas aplicadas, y no sé si debido a su falta de cultura literaria americana o a su severo retraso mental no entendió ni papa. Me decanto por lo segundo pero con reservas.

Tal vez no haya leído la novela, pero creo que sí que sé un poco acerca de cuándo una película consigue transmitir de manera correcta una historia y cuando no. “Inherent Vice” y no “Puro Vicio”, a ver si respetamos los títulos, se ambienta en la California de los años 70, esa época en la que todo hijo de vecino tenía su propio alijo de drogas bajo la almohada, el mismo alijo de drogas que parece que PTA (Paul Thomas Anderson) se haya fumado para dirigir la película. Es esa relación directa con los narcóticos, lo que hace que la película este grabada de una forma radicalmente opuesta al estilo de PTA. Adiós a los planos dinámicos donde la cámara se movía desde el plano general al detalle a un ritmo trepidante, donde la voz en off inundaba la narración y donde los personajes explotaban, se contenían, y rompían el grueso muro que separa una actuación convencional de una autentica y magistral clase de interpretación.

En “Inherent Vice” todos están fumados, y a través de una investigación policial, PTA nos sumergirá en la crisis de los hippies, a ese momento de declive de los valores, de las personas y de las relaciones sociales. Esa generación perdida que no sabe de dónde viene ni a donde se dirige. La verdadera clave del cine de PTA, las personas perdidas, ese tipo de personajes que ha tratado en todas sus grandes películas. Sin embargo, aunque manteniendo su tipología de personajes y de historias, “Inherent Vice” presenta diferencias sustanciales de las grandes obras maestras del director.

“Boggie Nights” y “Magnolia”, las grandes obras maestras del director que, en mi opinión, hicieron que PTA fuese uno de los tres directores más importantes de los 90’ junto con David Fincher y Quentin Tarantino, trataban temas comprensibles a las grandes audiencias. Por el contrario, “Inherent Vice” es un maremoto de nombres imposibles de recordar, un guión mucho menos impactante, una serie de escenas que se suceden como exhalaciones sin dejar poso en el espectador. En definitiva, una historia que no involucra a los personajes ni al espectador, una película en la que como el propio PTA dijo en entrevistas: “No importa tanto el mensaje sino más bien la sensación con la que te quedas después de verla”  Como resultado, dos horas y media de escenas incomprensibles, una auténtica tortura donde el espectador no se pispara ni de su propio nombre, una experiencia que te dejará mas descolocado que las drogas duras.

Mención especial para el apartado de fotografía, que consigue que la película mediante colores difusos y el grano propio de una película setentera tenga ese aspecto a postal decolorada tan propio de la época. Las actuaciones son correctas, en especial la de Joaquin Phoenix, pero no resulta ni la mitad de interesante que anteriores papeles, en especial su cautivador vagabundo abrazador de la cienciología en “The Master”. Ni siquiera Phoenix en colaboración con el excelente reparto del filme consigue salvar el caótico modo en el que se cuenta la historia.

En definitiva, “Inherent Vice” resulta tal vez, un excepcional acierto para la carrera de PTA para esos seguidores del director que ansían la ambigüedad del nuevo estilo que el director parece estar conformando durante los últimos años. Pero para aquellos que preferíamos sus primeras películas, esas alocadas, dinámicas, de un guión explosivo como la dinamita, resulta ser un descalabro.  Que nos hace plantearnos si alguna vez volveremos a ver ese estilo de cine que con sus movimientos de cámara, su testarudez para cambiar de plano cuando un personaje estallaba y su potencia conformada con escenas simultaneas volverá a enamorarnos alguna vez en la gran pantalla. Como el memorable personaje de Tom Cruise recitaba a su moribundo padre en “Magnolia” a modo de mantra: “No te vayas cabrón, No te vayas cabrón”

Nota: 4/10

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