THE ZERO THEOREM
Dirección: Terry Gilliam
Intérpretes: Christoph Waltz, Matt Damon, Ben
Whisaw, David Thewlis, Melanie Thierry, Lucas Hedges, Tilda Swinton, Gwendoline
Christie.
Sinopsis: En un futuro donde las empresas han colonizado las
calles, Qohen Leth, un solitario genio de la informática, dedica su vida a
resolver el Teorema Zero. Una fórmula informática que determinará si la vida
tiene sentido. Trabajando en una capilla quemada que utiliza como su hogar, su
investigación se verá interrumpida por la visita de una mujer llamada Bainsley y
Bob, el hijo adolescente de su jefe.
Aunque a
muchos les parezca una apuesta alocada, inviable y con claras pretensiones de
ser un bodrio de dimensiones colosales, la distopía y el absurdo son 2
elementos que alcanzan su máxima expresión en el trabajo de un hombre: Terry
Gilliam. A sus trabajos me remito, “12 monos” aunque tachada de incomprensible
y excesivamente agobiante por algunos, es sin duda una de las distopías más
importantes de los últimos años, que al son de su famoso pasodoble nos mostraba
el mundo del futuro de una forma que nadie había contado antes. Su nueva
película, si bien dentro del género de la distopía, es más una reflexión
trascendental, cargada de sutiles símiles, pequeñas metáforas, todo aderezado
con su particular forma de grabar, de la vida monacal y de la idea de la vida y
la divinidad.
Protagonizada por Christoph
Waltz, ese gran artista descubierto por Quentin Tarantino por el que los
estudios de Hollywood estarán lamentándose años por no haber contactado con él
a una edad más temprana. Ese carismático coronel de las “SS” Hans Landa, que
por primera vez protagoniza una película fuera del cine alemán. Junto a él,
unos extras de lujo como Matt Damon, Ben Whisaw o David Thewlis y co
protagonizada por 2 jovenes promesas que sin duda darán de que hablar, Melanie
Thierry y Lucas Hedges.
Los que estén familiarizados con
el cine de Terry Gilliam, o simplemente sean fans de los Monthy Pythons y de sus hitos cómicos
como “La vida de Brian” o “Los caballeros de la mesa cuadrada” saben a lo que
van. Esos planos inclinados, esa óptica de ojo de pez, esa forma de mover la
cámara que incita mantener la cordura en medio de un panorama de psiquiátrico.
Como novedades, un estupendo uso del color y de la luz, la estética Steampunk,
y un contenido trascendental que sorprende para bien en el cine de Gilliam.
Gilliam demuestra, que lo divino
nunca ha estado más unido a lo científico, que el sentido de la vida se puede
encontrar en la religión, pero también en una fórmula matemática que vaticine
el fin de la humanidad engullida por un enorme agujero negro supermasivo. El
mismo individuo que sueña con deslizarse desnudo por el vórtice espacial,
trabaja día y noche en el interior de una iglesia calcinada, durmiendo encima
del órgano y ahuyentando a la paloma del espíritu santo. Y poco a poco descubre
los pequeños placeres de la vida que se ha prohibido a sí mismo en su reclusión
mientras espera la llamada. Devorar una pizza o experimentar sexo de realidad
virtual con un traje de diablo veneciano. Esas cosas que entretienen al
individuo en su camino para encontrar un paradigma que de sentido al caos que
inunda la existencia.
De modo que, los que en su día gozaran con filmes como "Brazil",
"12 monos" o "El imaginario del doctor Parnassus" sin duda
adorarán la película. Si por otro lado el espectador es un riguroso defensor
del cine clásico, ver tanto plano torcido y tanto enano vestido de leopardo
igual le distrae e incluso le molesta dentro del mensaje final. Pero algo está
claro, y es que cuando se trata de contar una historia, hay múltiples vehículos
para llevarla hasta espectador, y Gilliam es el propietario del más
extravagante, alocado y sorprendentemente efectivo de ellos cuando se trata de
distopías que nublan la razón. Así que a pesar de que la película tenga sus
fallitos y se haga en tramos algo complicada de seguir, hay que reconocer que
la originalidad en este negocio también se valora, y de eso a Terry Gilliam le
sobra.
Nota: 7/10
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLo realmente siniestro de esta película es que muestra una distopía que bien podría darse en un futuro. El negocio de la iglesia plasmado en un negocio empresarial cuyo dios es Matt Damon. Fórmulas en lugar oraciones, teorías en lugar de religiones. Las personas vivimos esperando esa llamada, lo que nunca sabremos es si se recibe o no.
ResponderEliminarBuena crítica de una película difícil de comprender. Demasiadas divagaciones para llegar a la conclusión de que la vida es absurda. Como decía aquella canción de la vida de Brian: Venimos de la nada y vamos a la nada. Verás que todo es un show, la gente riéndose igual que tu, pero recuerda que último en reír serás tu.
https://www.youtube.com/watch?v=yK5mhtaDK8g