EXODUS: DIOSES Y REYES
Dirección: Ridley Scott
Intérpretes: Christian Bale, Joel Edgerton,
Sigourney Weaver, John Turturro, Ben Kingsley, Aaron Paul, María Valverde, Ben
Mehdelson, Andrew Tarbet.
Sinopsis: Basada en el capítulo del génesis del antiguo
testamento, La película narra la historia de Moisés, un aristocrático egipcio
que un día descubre que es hijo de hebreos, la tribu esclava de los faraones en
el 1.300 A.C. Es exiliado, y durante su viaje toma contacto con sus raíces y
recibe la llamada del dios hebreo, que le dice que libere al sus pueblo del
faraón Ramsés, intimo amigo de la infancia de Moisés.
Es de todos sabido, que a un
veterano como Ridley Scott se le dan bien las películas ambientadas en épocas
de la historia. Ya había tocado con “Gladiator” el mundo romano, con “El Reino
de los Cielos” las cruzadas, y ahí quedan otras películas de época como “Los
duelistas” o la bochornosa “Robin Hood”. “Exodus” no es una excepción, en lo
que se refiere a la parte de la película que se puede calificar como
“histórica”, y ojala no tuviésemos que hablar de otra parte, pero por
desgracia, si, la hay.
El cine bíblico está de moda, y
parece que viene a llevarse a todo el mundo al agujero de los parias y los
leprosos. Ya sea a Darren Aronofsky (y a todo su espectacular reparto) con
“Noé” sin duda alguna y con mucha distancia de las demás la peor película de
2014, o ahora al mismo Ridley Scott, aunque no podamos decir que el abuelete
que en su día filmo las inmortales “Alien” y “Balde Runner” no estuviese ya con
la mierda al cuello. Como he dicho, el cine bíblico está de moda, y sin razón
aparente, a excepción de que todo hijo de vecino parece que quiere ir a ver al
barbudo de turno sacado de la biblia soltando mandamientos. Aunque luego
aborrezca la película. Claro está que en Estados Unidos esto vende mucho, y ya
sea dicho de paso, en España también.
Así que tenemos a Christian Bale
caracterizado como Moisés, (Y ojo que no lo hace del todo mal, aunque de vez en
cuando te esperes un “Soy Batman”, la labor actoral de la película en general
es de lo poco que se salva por los pelos) y el señor Ridley Scott te lo planta
en mitad de la corte egipcia, y te quedas flipando con lo bien que están hechos
los puñeteros templos. Y aún flipas más cuando te dicen que esta está grabada
en España. Y parece que la película aún va a ser entretenida: mucha acción,
diálogos sacados de la verborreica pluma de algún guionista de Hollywood al que
le habrán dicho “hazme pasar esto por una película bíblica”. Y el avispado
genio de la industria se habrá apresurado a asir la goma de borrar y remplazar
el nombre de “Jack Bauer” por el de Moisés. Pero bueno, que es pasable, una
peli de acción más, si está bien hecha y no es pretenciosamente absurda se
lleva el aprobado raspado, se pasa un buen rato y todos contentos, pero no.
En el momento en el que meten a
Dios en la trama, la cosa empieza a desvariar, empezando por la misma
representación de Dios, una especie de niño autista acosador mal doblado no, lo
siguiente, que tiene como pasatiempo aniquilar poblaciones enteras. Así de
gratis, con diálogos muy cachondos en los que te planteas si el niño es una
deidad o si simplemente Moisés toma setas alucinógenas y se encuentra con un
pequeño duendecillo que le dice que “queme cosas”. Pero es que además Moisés
pasa de ser un personaje histórico con base a ser un tío que grita cada vez que
quiere decir algo y que enseña las artes de la lucha a los hebreos a modo de
guerrilla ninja warrior. Tal es el nivel de epicidad que alcanza esta
mastodóntica producción, que Moisés y Ramsés acabarán batiéndose en duelo en
mitad de un tsunami, como si de Dragon Ball Z se tratase. ¿Cuántos millones
habrá metido la aristocracia judía hollywoodiense para que esta película se
lleve a cabo? El dialogo del final entre Bale y Aaron Paul, o Jesse Pinkman
para los amigos (Si, y también me esperaba un dialogo del tipo: I’m Batman
Bitch!) nos dice cuanto. Mucho, mucho dinero por hacer una peli que hará el
culo gaseosa a 4 tarados y que decepcionará a millones.
En conclusión, en “Exodus” nos
encontramos la convergencia nefasta entre 2 tipos de películas, una histórica
cargada de acción pasable y una deleznable sobre el antiguo testamento. Una
película tan mala que dejará que 2 pedazo de actores como Sigourney Weaver y
Sir Ben Kingsley pasen desapercibidos. La película de un casi octogenario que
se produce sus propias películas y que además no tiene reparo en decir ante los
medios que su modo de vida es la publicidad, que del cine pasa un poco. Consejo para Ridley Scott, la próxima vez que
te metas a hacer una película, revisa el guión. Que no pasa nada si está
desprovisto de acción y es incomprensible a priori. Porque prefiero una
película como “El Consejero” una película a la que frieron a críticas por
demasiado indescifrable y pretenciosa, que una película que va a ser criticada
de absurda y muy mal llevada. Durante años me he mostrado reticente a meter a
Ridley Scott en el saco de estrellas caídas, pero ya vale. “Robin Hood” y “Prometheus”
fueron malas películas, y ya van 3 en
menos de 4 años. Ya pueden cambiar las cosas o me da a mí que este hombre
pasara a la historia más por sus últimos trabajos que por sus grandes obras
maestras. Que si no se hace una película al año tampoco pasa nada ¿eh? Y a ver
si dejamos la Biblia ya en paz, que a este paso Michael Bay dirigirá “Esau
& Jacob: La Venganza de las Lentejas”. Que en la infancia ya tuve
suficiente con “El príncipe de Egipto”, y en esa por lo menos cantaban, que ya
era algo.
Nota: 4/10
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